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La corrupción del poder y la muerte de los valores

23 de Octubre del 2025 - José Viñas García (OVIEDO)

Cuando el poder no tiene escrúpulos, atrae a quienes tampoco los tienen. Hacen propaganda, reparten prebendas. De ahí salen medios, periodistas, políticos, jueces, profesores, escritores, presentadores, alumnos aventajados... todos bien pagados, todos complacientes.

Hoy, un contrato, un cargo, un ministerio o una subvención pueden garantizarte la vida. Todos caen. Influencia, notoriedad... Solo hay que decir lo que quieren oír, tragar bilis, poner la mano.

Cuando la educación olvida los valores, no importan la palabra, el compromiso, la decencia, la honradez ni el respeto. Antes, un apretón de manos bastaba. Hoy, las promesas electorales son papel mojado. Se dice una cosa y se hace otra. Así no se vive, ni se construye país.

Tres o cuatro incumplimientos de este Gobierno bastarían para que la Fiscalía actuara de oficio. Así como persiguen a ciudadanos y empresas, deberían hacerlo aquí. Pero todo parece comprado. Legalizado por complicidad.

Decían que jamás pactarían con quienes luego pactaron. Incluidos los que homenajean a asesinos de socialistas como Fernando Múgica, Fernando Buesa, Juan María Jáuregui o Ernest Lluch.

Decían que era indecente indultar a políticos. Indultaron. Decían que no darían amnistías anticonstitucionales. Las redactaron los mismos corruptos y fugados, las presentaron, las aprobaron. Todo con la colaboración de fiscalía, tribunales y Constitucional. Cuando el poder se corrompe, legaliza lo ilegal. Vivimos una autocracia.

Decían que no gobernarían a cualquier precio. Hoy todo tiene precio: inmunidad, deudas condonadas, competencias regaladas, igualdad pisoteada, separación de poderes ignorada.

Y el pueblo soberano, dormido.

Sindicatos vendidos al poder se cuelgan banderas y olvidan la precariedad, los salarios que no llegan, la carestía, la vivienda imposible, la industria que cierra. Dependemos del turismo invasor que deja pobreza y servidumbre.

Y aún escuchamos que "vamos como motos", mientras la sanidad colapsa, la democracia retrocede, la seguridad desaparece.

El Gobierno fomenta inmigración sin control. Sin integración. Con culturas y religiones que chocan con los valores europeos. No vienen a sumarse, vienen a destruir. Se traducen entre ellos cuando hablan un idioma oficial. El despilfarro daña la vista. La sociedad jamás estuvo tan dividida.

Sánchez concede cargos, presupuestos, publicidad y subvenciones. Pide a colectivos que repartan toxicidad: feministas, ecologistas, animalistas, trans, inmigrantes que jamás se integrarán. Reparte cargos a Podemos, que prometía asaltar los cielos y terminó custodiando el despacho del César. Casoplones, coches oficiales, escoltas, colegios privados... cobrando como eurodiputados. Calculen cuántos salarios mínimos son eso.

Usan a las mujeres para su beneficio, mientras millones de abuelas viven solas, sin recursos, muriendo en soledad. ¿No son mujeres también? Y ahí siguen, sin dar un palo al agua, dando lecciones. Cómplices directos del sanchismo.

La gente ya no lee medios serios, solo observa manipulaciones en redes. Este mundo se fabrica sobre la inconsistencia y la mentira.

A mí, "con lo que me queda en este convento, me cago dentro". Me bajo en marcha. No quiero ser partícipe de este futuro cargado de mierda y mentira.

Los que vivimos la Transición dejamos un legado inmenso. Bailes pegados, respeto, amistad, solidaridad, palabra dada. Un país donde un apretón de manos bastaba. Construimos un Estado de derecho y bienestar que ahora se tambalea. Sanidad, educación, servicios sociales, paz, seguridad... todo amenazado. Luchamos por igualdad y libertad real. Hombres y mujeres juntos, complementándonos, amándonos, logramos equilibrio y convivencia. Ahora vemos cómo todo se destruye. Los mayores abandonados. Los valores olvidados. Un mundo artificial, en manos de máquinas, carente de sensibilidad, lleno de orgullo y apariencia.

La generación más preparada y analfabeta a la vez, llena de títulos inútiles, busca ocio sin trabajo, barcos sin honra. Así no se construye nada: solo "arréglese quien pueda".

Un saludo.

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