Muerde y remuerde
Está claro que la libertad absoluta es una posibilidad negada. La expresión absoluta es una negación en sí misma, pues no pasa de ser una forma coloquial con la que queremos decir la mayor aproximación posible, ya que ni lo más absoluto puede librarse absolutamente de algún aspecto que lo relativice. Otra cosa son los procesos mentales tales como la conciencia.
La conciencia es tan libre que ni siquiera el individuo que la sustenta es capaz de influir en ella. ¡Así es de jodida! Para algunos. No para otros, pero no porque estos otros estén facultados para gobernarla, no, qué va, los que por ella no son jodidos es porque simplemente no la tienen.
Para mayor inri la conciencia es como una de estas enfermedades congénitas que pueden tardar en manifestarse, pero que una vez manifestadas siguen un proceso degenerativo irreversible. Se presenta en dos versiones. Una muerde. Es la que en determinado momento de la vida, ya postrero, te aplica el hierro de marcar y no lo retira, será para que no se te borre la marca: Hagas lo que hagas ya no podrás lograr una mejor condición para ti. Así te muerde.
Al mismo tiempo, la conciencia, te examina y remoza para ti las indignidades que has cometido. Así te remuerde. Es la otra versión.
De manera que siempre acabarás jodido. En el mejor de los casos sólo mordido, y en el peor, mordido y remordido, porque el remordisco no excluye para nada el mordisco. ¡Salvo! creo que ya lo he mencionado antes, que no tengas conciencia. Es ésta una posibilidad que a mí me zahiere, ya que como no creyente, desechado por tanto un ajusticiamiento post mortem, sufro pensando que, cuando menos, toda esta caterva de vividores que, impunemente, joden a la gran mayoría, no tengan una conciencia bien exquisita que les muerda y remuerda con saña en algún momento de sus vidas.
Desafortunadamente, la impresión, es de que estos morrudos, dada su actuación, en vez de con conciencia nacen con autoabsolución. De manera que lo más fácil será que de ninguna forma vayan a pagar por su actuación.
Qué calentera. ¡Maldición!
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