Honores y distinciones en Siero
Me apresuro a expresar mi más cálido, sincero y profundo agradecimiento a los ocho nobles por generosos ovetenses de nacencia o corazón, según escrito publicado el 23 de febrero en LA NUEVA ESPAÑA. No es para menos por su buena disposición para apoyar la solicitud de nombramiento de mi modesta persona como «Hijo predilecto» de Lugones. Resalto que, aparte de sus distintas profesiones, a estos ovetenses les vincula la inquietud en el arte de escribir, prácticamente tienen todos en su haber la autoría de varios libros. A la sazón, debo manifestar que, al alto grado de sorpresa positiva, se alió la iniciativa foránea, eso sí, amigos para los que no deben existir fronteras.
Como no deseo, en absoluto, comprometer en su recta final a la actual Corporación municipal de Siero, desde hace un año presidida por el popular José Antonio Noval y, hasta entonces, por el socialista Juan José Corrales y, en cualquier caso, por estar a tres meses escasos de una nueva legislatura, honestamente deseo quitarles ese peso de encima. Soy consciente, por otra parte, de que el uso que hago desde joven de la libertad de expresión, incluso en los tiempos no vigente, no sea el más idóneo para reconocimientos oficiales aun cuando vivamos en un sistema democrático hace más de 30 años. Tan sólo aspiro a ser yo mismo. Ha de reconocerse que cada día escasean más los anárgiros, los que no cobran por actividades, hasta puede que estén mal vistos. Este término me lo facilitó hace tiempo el prestigioso urólogo lugonense doctor Hevia, aclarándome que San Cosme y San Damián actuaban como médicos anárgiros, no percibían plata por su trabajo.
Llueve sobre mojado. Año 2003: en la Casa de Cultura, en presencia del alcalde Juan José Corrales, así como el desaparecido cronista oficial de Asturias, don Joaquín Manzanares, que me honró con su presencia. El periodista Pablo Martínez Vaquero, entrañable amigo, en su intervención, sugirió mi nombramiento como cronista oficial de Lugones. En la cena aquella misma jornada una señora vecina le sugirió al Alcalde mi nombre para el Parque Central, que luego fue bautizado con el de La Paz. Apoyando petición del periodista, después lo sacó a los medios, pero le faltó tiempo para rechazarlo al jefe de la oposición, hoy alcalde, el popular José Antonio Noval. Llegado el momento para el acuerdo del reglamento de «Honores y distinciones», en el 2009, J. J. Corrales, el alcalde felón, entonces no apoya contemplar la posibilidad de contar con dos cronistas en Siero. En LA NUEVA ESPAÑA del 4/4/2009, a preguntas del periodista Franco Torre, afirmé, no obstante, que no aceptaría ningún nombramiento firmado por un descastado.
En el acto de presentación de mi libro «Lugones, latidos de un pueblo», el segundo que se escribe en la historia de este pueblo, también el periodista Pablo M. Vaquero, inasequible al desaliento, en presencia del reciente estrenado alcalde por accidente, José A. Noval, así como concejales de otros partidos, propone mi nombre para la Casa de Cultura de Lugones.
Nota colateral: Que sepamos, la primera y última vez que fueron nombrados hijos adoptivos de Lugones ocurrió por acuerdo unánime, en sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Siero, fechado el 3 de agosto de 1928, a propuesta del alcalde don José Pérez Llames, a favor de cuatro hijos de don José Tartiere Lenegre: José, Carlos, Dolores y Víctor.
José Antonio Coppen Fernández
Lugones
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