En apoyo de Carrocerías Blanco
Leo en la sección «Cartas al director» de este diario un escrito publicado el día 24 del mes de marzo y no salgo de mi asombro por el desinterés que muestran nuestras autoridades municipales cuando se trata de denuncias por parte de vecinos y comunidades de propietarios contra los pequeños empresarios que tienen sus negocios debajo de sus viviendas.
No importa que la pequeña empresa lleve más de 40 años desarrollando su actividad en ese local y que el denunciante se haya instalado en la vivienda recientemente, y que en estos años no se hiciera denuncia alguna: ¿prevalece el «derecho» del denunciante? Y el derecho del denunciado, ¿dónde está?, ¿es justo? Cuando el empresario solicita permisos para instalar la actividad, ¿no se le exige que cumpla con las normativas vigentes y que presente un proyecto de obra (que ya le cuesta un dinero considerable)? Una vez presentado el proyecto se solicita el permiso de apertura y, si se le concede, es porque ha sido revisado y cumple con todas las normativas.
¿Qué pasa entonces cuando te denuncian porque un vecino dice que huele mal o haces ruidos? ¿Se le escucha al denunciante y al denunciado, no? Pero, ¿no se le concedió el permiso de apertura porque cumple con todas las normativas? ¿Dónde están los derechos del pequeño empresario?
No obstante, lo dicho más arriba, el Ayuntamiento le exige al empresario que tiene que hacer unos arreglos y acondicionar la actividad a unas nuevas normativas.
Se acometen tales reformas con lo que ello conlleva: más inversión, nuevo proyecto de obras, cambio de maquinaria y demás, pero, ¡¡sorpresa!!, cuando se solicita permiso a la comunidad de propietarios para acometer esas obras e instalar una chimenea para la extracción de posibles olores y ventilación y que dichas las mismas tienen que hacerse por el patio de luces del inmueble, ¡¡los vecinos le niegan el permiso!!
Y ahora, ¿qué hacemos? La autoridad municipal debe tomar cartas en el problema y decirle a los vecinos que no todo vale.
El que suscribe ha sufrido el mismo trato por parte de vecinos no muy lejos de donde está instalada esta persona y sabe lo mal que se pasa y la impotencia que sientes porque te ves que estás abandonado.
Por otro lado, me consta que la empresaria de la cual estoy hablando es una buena jefa y sus empleados así lo manifiestan, pues dicen que les trata como si fueran de la familia.
Yo, desde estas líneas, quiero manifestarle mi más profundo apoyo y solidaridad a esta pequeña empresaria que lo único que quiere es seguir trabajando en paz y mantener a las cinco familias de trabajadores que tiene a su cargo.
Esperemos que las autoridades competentes le den la solución más favorable a todas las partes.
Pablo Peytavi, Oviedo
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