El apóstata
Suena el teléfono. Y como nunca contesto llamadas que vengan de números desconocidos, dejo que suene.
Hace algún tiempo que he puesto como tono de llamada el canto de un grillo, así que no me apuro en responder, pues me gusta oírlo. Me provoca sensaciones... campestres, de relajada paz rural.
Por fin, miro la pantalla y veo que es un número desconocido.
Nunca respondo las llamadas de números que no tenga en la agenda, así que permito que ese "cri-cri" de alerta prolongue mi bonanza rural.
De repente caigo en la cuenta de que es un número muy largo, de esos que suelen usar los servicios públicos de sanidad. Y descuelgo.
- ¿Siií?
- Buenos días, señor X. Soy la doctora Y, su médico del centro de salud. ¿Me recuerda?
- Buenos días, doctora. Por supuesto que me acuerdo de usted. Aunque haya pasado tiempo desde la última vez que la visité, me alegro por ello, si me lo permite.
- Desde luego. Y yo también. Eso es lo que ambos pretendemos, ¿no?
- Efectivamente, nuestros encuentros cuanto mas separados en el tiempo, mejor. Pues usted dirá...
- Bien, el caso es que estuve consultando los resultados de los análisis de su última extracción de sangre.
- Sí, los he visto en el registro de mi apartado de la aplicación digital. ¿Es que ha encontrado algo anómalo?
- Bueno, mire... el valor de la PSA, el antígeno prostático específico, está un poco alto. Y como sabrá, eso puede indicar algún problema en la próstata.
- Ya...
- Quizá pudiera ser solamente un agrandamiento de la glándula, pero también, ojalá que no, alguna otra cosa más seria como un tumor. Entonces le quiero proponer la realización de un "tacto rectal". Sería muy aconsejable, para descartar una patología tumoral.
- ...creo que no, doctora. Me parece que no va a poder ser.
- No se preocupe, hombre, no tiene usted por qué tener miedo.
- No lo tengo, doctora: en absoluto.
- Entonces... ¿es quizás por vergüenza?
- En un año y medio podrá usted llamarme septuagenario. ¿No le parece algo tarde... como para que yo sienta apuro de que me vea los testes?
- Pues no entiendo cuál es el problema, señor X. Quizá pudiera pasarse por la consulta y hablaríamos... podría explicarle todo detalladamente. Y de forma mas tranquila que a través del teléfono.
- Mire, doctora, en el último año me han realizado una colonoscopia, una biopsia de próstata y también un tacto rectal. Por cierto, este último una uróloga. Mujer, como usted. Así que podrá darse cuenta, con este currículum personal de invasiones anales, de la poca cabida que tengo para ese miedo, o esa vergüenza, que usted me supone como posibles razones para la negativa. Por otro lado, siempre he sabido que este tipo de pruebas las realizan sus colegas médicos, pero especialistas en el sistema urinario.
- De acuerdo, señor X. Ya sabe que aquí estoy para lo que necesite...
- Permítame solo una pregunta, doctora.
- ¿Sí...?
- ¿No había leído mi historia clínica...? Ya sabe, todas esas pruebas anteriores...
Y repentinamente la comunicación se cortó.
Me quedé pensativo un rato, con este asunto en la cabeza, pero no perdí mucho tiempo con él: era sólo una disyuntiva...
Si la doctora Y no había mirado mi historia clínica, antes de la llamada con su proposición invasiva... malo: no era buena en su ejercicio profesional. Por no comprobar todo lo relativo a su paciente antes de tomar sus decisiones.
Y si había leído mi historial... peor: porque entonces estaría pretendiendo hacer avanzar su práctica médica por la experimentación, sin causa.
Así que entro al chigre y pido a Celedonio "un cariñena". Pone el vino ante mí, y al lado un platuco con pipas de calabaza, "p'acompañar el trago", según dice. Y me explica...
- Amás tienen muncho "zin".
Lo miro interrogante...
- Sí hom, pa mexar bien. Pa la glándula esa... el apóstata.
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