Así que De Wever dijo que no
Como ya sabe, tras la invasión rusa de Ucrania, la UE congeló unos 200.000 millones de euros en activos. La mayor parte de ese dinero se encuentra en Bélgica, en una entidad financiera llamada Euroclear que no es un banco convencional, sino un depósito donde gobiernos y bancos centrales de todo el mundo guardan sus activos.
Inicialmente, algunos estados miembros querían que la UE confiscara el dinero ruso por completo, es decir, que literalmente se lo llevara y se lo entregara a Ucrania, pero esto habría supuesto un gran riesgo legal y financiero.
Tribunales extranjeros habrían declarado ilegal la confiscación y obligado a Euroclear, con oficinas en todo el mundo, a indemnizar a Rusia. Y, dado que la sede de Euroclear está en Bélgica, el Gobierno belga habría sido el garante final.
Así que el primer ministro belga, Bart De Wever, revisó la letra pequeña del acuerdo, dejó la lupa sobre la mesa y pidió a los demás que compartieran el riesgo, pero dijeron que no. Así que De Wever dijo que no.
Esta es la letra pequeña del plan fallido.
1- La UE crea una entidad de propósito especial (SPV), que consiste básicamente en un préstamo de reparaciones a Ucrania basado en los activos rusos. Esto significa que el dinero ruso congelado no se mueve físicamente; permanece en la cuenta bancaria congelada de Euroclear. Sin embargo, la SPV tiene un derecho sobre esos fondos.
2- La Comisión Europea emitiría la deuda, que estaría garantizada por los Estados miembros. Este dinero se deposita entonces en la SPV.
3- La SPV concede un préstamo con este dinero europeo a Ucrania.
Con este pretexto del SPV, la idea es que Ucrania devuelva el préstamo tras recibir reparaciones de guerra de Rusia, lo que, como sabemos, nunca sucederá.
En consecuencia, cuando Rusia incumpla sus pagos y no pague los daños de guerra, las pérdidas recaerán sobre los contribuyentes europeos, otro paralelismo con la crisis de las hipotecas subprime, salvo que, entonces, los bancos ocultaron el riesgo a los inversores y, en este caso, los políticos intentan ocultar el riesgo a los votantes.
Aun así, la semana pasada, en Bruselas, los líderes de la UE estuvieron a punto de implementar su turbio plan acordando un préstamo de 150.000 millones de euros a Ucrania para mantener la guerra con Putin un año más, sabiendo que si la UE pierde la apuesta legal, como garante del préstamo, inevitablemente tendrá que pagar por sí misma, con los Estados miembros en primer lugar.
Obviamente, si Putin hace prevalecer las conversaciones de paz (acuerdos sobre el territorio y seguridad de la posguerra), los rusos querrán recuperar sus bienes confiscados y Rusia recibiría su dinero. Así que De Wever dijo que no.
El plan demasiado "inteligente" de la UE terminará como todos esos otros dudosos planes financieros de tres letras, y los contribuyentes europeos, que nunca aprobamos estos préstamos, nos veremos obligados a pagar.
Saludos cordiales.
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