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Cuidado con el coche cuando vayáis a Oviedo

6 de Marzo del 2011 - Jose Díaz (Cangas del Narcea)

Nos encaminamos a una época en la que parece que nos obligan a acostumbrarnos a pagar por todo. Podría pensarse que se quiere mejorar la economía a costa del pequeño contribuyente, en una democracia en la que parece que cada vez se nos prohíben más cosas y más rápidamente. Lo que más me preocupa es el fondo de las cosas y que se nos maneje a los ciudadanos con un argumento, cuando detrás parece que sólo hay afán recaudatorio, y lo peor de todo, que nos acostumbremos a eso y a callar. Los ejemplos son muchos y los estamos viendo todos los días, sufriéndolos nosotros, amigos, familiares o palpándolo en los medios de comunicación.

Y un ejemplo hiriente, enervante, es cuando viajamos a Oviedo desde lugares lejanos de la región, desde las alas, y tenemos que tener más cuidado de que nos lleve el coche el Ayuntamiento que los ladrones. Y eso ya es triste, y además, a pagar y callar. Visitamos Oviedo por muchas razones, pero también porque es la capital asturiana y ahí se concentran muchos servicios. Para los que no conocemos bien la ciudad y tenemos asuntos que resolver resulta difícil regresar al coche que habíamos dejado en una zona azul con su tique antes de la hora fijada. Si nos retrasamos por multitud de causas podemos llegar a donde habíamos estacionado y encontrarnos con la desagradable sorpresa de que alguien se ha llevado algo que es nuestro; el vehículo y nuestro tiempo y dinero para recuperarlo.

Así que, vecinos de concejos tan lejanos como Ibias, Grandas, Pesoz o Amieva, cuidáo cuando vayáis a Oviedo. Es normal que te lleven el coche si estorba a un garaje, a una parada de bus, etcétera, pero no sé hasta qué punto es legal el que te lleven el coche de una zona azul cuando no estorba. Y además del tiempo que se tarda desde Tormaleo, Centenales, Illano o Viboli hasta Oviedo y regresar a casa hay que sumar el tiempo que se tarda en localizar el lugar donde tienen nuestro coche. Porque nadie ni nada te avisa de que te lo ha llevado la grúa. En el parquímetro tampoco se hace referencia al lugar o un teléfono del depósito de vehículos. ¡Hala! A preguntar por los bares dónde pueden tener nuestro coche, perder tu tiempo Y luego a pagar 80 euros más la multa correspondiente.

Pero lo que más me irrita de todo es el afán recaudatorio que se esconde detrás de todo ello para la maltrecha economía del pequeño contribuyente. Pagamos y callamos. Aceptamos como normal nuevas prohibiciones que nos anuncian cada día en los medios de comunicación. Pero creo que detrás de ello hay, sobre todo, un interés económico. Se nos vende a los ciudadanos lo que suena bien y, en realidad, debería ser ahorro energético, ciudades más limpias (el ejemplo lo tuvimos en los contaminados cielos de Madrid y Barcelona recientemente), etcétera. España es un país puntero en energías renovables, sobre todo solar y eólica. Pero no se ve una apuesta definitiva por ello. En lugar de apostar por los grandes, poner en marcha soluciones industriales o a nivel global, transporte público eficiente y sostenible, los gobiernos estatales, autonómicos y municipales se esfuerzan en buscar estrategias para que seamos los ciudadanos de a pie los que tengamos que pagar el pato.

¿Cuánto recauda el Ayuntamiento de Oviedo al día por llevarse los coches de la zona azul? ¿Cuánto y a quién habrá que pagar la remodelación de las señales en autovías y autopistas con la nueva velocidad? ¿Cuánto se recaudará en multas con los nuevos radares, que podrían ponerse para que salten a 115 por ejemplo? ¿Cuánto y a quién se pagará por las nuevas luces led en carreteras y túneles? ¿Cuánto pagan los bares por las nuevas terrazas que han colocado en las calles por la ley antitabaco? ¿Qué impuestos pondrán a los vehículos por contaminar? ¿Y a los grandes?, quiero decir, ¿a las industrias, térmicas, etcétera? Muchas preguntas se me ocurren para que los programas de investigación de televisión y radio nos informen a los ciudadanos.

Concluyo, además, que estoy de acuerdo con que no se fume en los bares, con el ahorro energético y la reducción de emisiones contaminantes, pero no podemos acostumbrarnos a ser engañados y a que se nos muestre sólo una cara de la moneda en esta época de crisis. Desde la velocidad a 110, pasando por todas las nuevas prohibiciones e impuestos hasta llegar a buscar tu coche al depósito de vehículos del Ayuntamiento de Oviedo se esconde detrás un afán recaudatorio vergonzoso que no puede dejarse en el olvido. No podemos basar la economía en el maltrecho bolsillo del ciudadano y tenemos tecnologías e inteligencia suficiente como para mejorar las cosas a más alto nivel, tomándonos en serio las energías renovables, promoviendo ciudades más fáciles de vivir, más saludables, apostando por el transporte público, pero no machacando al pequeño contribuyente vendiéndole una cosa cuando detrás se esconde otra muy distinta.

Jose Díaz. Cangas del Narcea.

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