El fenómeno sharenting: más allá de la diversión
El fenómeno del sharenting hace tiempo que se ha extendido por todo el mundo. Para los padres es muy divertido y satisfactorio compartir imágenes y vídeos sobre sus hijos, incluso desde que estos ni siquiera han empezado a hablar. Vemos a diario vídeos de niños bailando, riendo, llorando, haciendo muecas o saltando a la piscina. A primera vista, todo este contenido puede parecer inofensivo. Sin embargo, el problema aparece cuando ese material cae en las manos equivocadas, concretamente en las de depredadores virtuales.
Según la Fundación SOL, el 72% del material utilizado por pedófilos proviene de imágenes cotidianas de menores y sin ningún tipo de contenido sexual explícito. Esta cifra resulta alarmante. Por ello, considero que los padres deberían ser mucho más cuidadosos a la hora de publicar contenidos sobre sus hijos. Puede parecer gracioso recibir comentarios positivos y ver cómo otros se ríen con las ocurrencias de los pequeños, pero lo que hoy parece inocente puede tener consecuencias muy negativas en el futuro.
El sharenting es un fenómeno relativamente nuevo que caracteriza a esta primera generación de padres digitales. Aún no se conocen del todo las repercusiones ni la magnitud de exponer la vida de los menores en las redes sociales. Una vez publicado, el contenido deja de estar bajo nuestro control, y es imposible saber quién lo verá o con qué fines será utilizado.
Es urgente actuar. Es cierto que el Ministerio ha comenzado a tomar conciencia y a estudiar medidas para regular la sobreexposición de los menores en las redes sociales. No obstante, más allá de las leyes, es fundamental que los propios padres reflexionen sobre lo que comparten y piensen más allá del momento; publicar una imagen no solo es un gesto inocente, también puede ser una decisión perjudicial para la privacidad y seguridad de sus hijos.
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