Contestación a "Tristeza y glifosato" de J. J. Millás
Señor Millás, leo con sorpresa su metáfora de niños convertidos en "pequeñas depuradoras móviles del sistema agroalimentario español y europeo". Poético, sin duda. Pero conviene recordar que no estamos ante un cóctel de veneno clandestino, sino ante trazas de las medicinas que los cultivos necesitan y con la seguridad que marca la evidencia científica avalada por nuestras agencias de alimentos, AESAN y la EFSA.
Usted escribe: "Si algo no está expresamente prohibido, allá va", como si la regulación fuera un chiste. En realidad, el marco normativo europeo es de los más estrictos del mundo: cada sustancia se evalúa con cientos de estudios, el límite permitido es el resultado de dividir por 100 el nivel de no efecto en los humanos. Equivalente a la velocidad de un coche, sería conducir a 1 km/hora. ¿Se movería usted a esa velocidad o encontraría un punto de equilibrio entre su tiempo tan valioso y su riesgo?
Es curioso cómo, década tras década, usted adopta el papel de Casandra: en 2000 alertaba del apocalipsis nuclear, en 2020 del apocalipsis climático, y hoy del "cóctel de pesticidas" que orinan nuestros hijos. Si algún día el hombre desapareciera, según su opinión el mundo no perdería nada. Cita el Paleolítico como la mejor etapa del ser humano. Disiento, los cazadores-recolectores vivirían más cerca de la naturaleza, pero morían antes de los 30 años, sin químicos, sin tiempo para apocalipsis.
El alarmismo no aporta sino miedo a sus lectores. Los agricultores aplican fitosanitarios siguiendo protocolos muy concretos, y la trazabilidad de los alimentos permite minimizar cualquier riesgo, protegiendo a los consumidores, incluidos los más pequeños. Pero confundir "residuos autorizados" con "veneno letal" convierte al niño en víctima y al agricultor en villano, sin reflejar la realidad de la cadena alimentaria española.
La literatura que inquieta tiene su mérito; la ciencia que protege, también. No conviene mezclarlas sin cuidado, aunque resulte poéticamente tentador.
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