Listas negras
Llevo años advirtiendo que normalizar un crimen contra el derecho a la vida pondría otros derechos fundamentales bajo amenaza.
Hace poco tiempo la barbaridad del mensaje anticientífico de una dirigente socialista que decía: «No se abortan personas»
Eso es precisamente lo que está ocurriendo en España en estos momentos. Tras legalizar el aborto, es decir, el acto de matar a un ser humano inocente e indefenso en el inicio de su vida, el Gobierno de coalición de socialistas y comunistas de Pedro Sánchez pretende obligar a los gobiernos autonómicos a hacer registros de objetores al aborto, para conocer de antemano qué médicos se niegan a cometer esa atrocidad. Se trata de una medida que la Comunidad de Madrid ha rechazado.
Tras la violación del derecho a la vida, la izquierda amenaza ahora otro derecho fundamental amparado por la Constitución: la libertad ideológica y religiosa. Y lo hace con una medida dirigida claramente a crear listas negras de médicos que quieren seguir siendo fieles a su juramento hipocrático, que desde hace muchos años les prohíbe participar en atrocidades como el aborto y la eutanasia. A fin de cuentas, un médico tiene como misión salvar vidas, y no matar al paciente.
Con esta medida, la izquierda amenaza claramente el artículo 16 de la Constitución Española, cuyo punto primero afirma lo siguiente:
"Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley".
El punto segundo de ese artículo es incompatible con la creación de listas negras por motivos de ideología o creencias, como deja bien clara su redacción: "Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias".
La izquierda no solo ha legalizado un crimen contra los más inocentes e indefensos, un crimen por el que la historia acabará juzgando severamente a aquellos que lo promovieron, sino que además pretende obligar a los médicos a perpetrarlo, violando su código ético y creando listas negras con las que podría tomar represalias contra quienes se nieguen a participar en ese crimen.
Llevo muchos años advirtiendo que la legalización del aborto nos empuja como sociedad a una pendiente resbaladiza que conduce hacia la supresión de derechos fundamentales sin los cuales es imposible hablar de la existencia de una democracia.
Así pues, los defensores de la vida y de la democracia tenemos ahora un nuevo frente que defender contra los totalitarios, que no se conforman con la aberración jurídica de llamar "derecho" a un asesinato, sino que además quieren obligar a nuestros médicos a actuar como verdugos.
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