Sobre el colegio Celestino Montoto
Estimado Sr. Faustino Álvarez Fonseca:
Agradecemos profundamente su interés por la vida del colegio Celestino Montoto y, sobre todo, por el bienestar de nuestros niños y niñas. No todos los días un centro público tiene el privilegio de que sus decisiones pedagógicas lleguen a la prensa local acompañadas de una carta tan apasionada como la suya.
El claustro de este colegio lo que ha hecho es organizar los espacios del recreo para reducir conflictos y fomentar la participación de todo el alumnado. No se trata, por tanto, de un castigo, sino de una medida educativa basada en la convivencia, el respeto y la inclusión. En un patio donde 140 niños y niñas comparten una pista de futbito, la pedagogía recomienda enseñar a convivir, no a competir por el espacio.
Sabemos que este tipo de decisiones no genera grandes titulares. “Un grupo de docentes dialoga, escucha, consensúa y acuerda” no resulta tan vistoso como “prohíben el fútbol a los niños”. Pero créanos: lo primero educa, lo segundo polariza. Permítanos devolverle la cortesía con una reflexión equivalente: es más cómodo opinar que informarse; más fácil indignarse que escuchar, y más vistoso escribir una carta a la prensa.
¡OJO! Añadir al final: Firman esta carta Antonio Díaz González, director del CP Celestino Montoto, y el resto del equipo directivo
Le tranquilizará saber que en este colegio no descansamos en la “comodidad” de prohibir, sino en la trabajosa tarea de enseñar. De hecho, mantenemos dos programas vivos: "Mediación entre iguales" y "Patios dinámicos dentro de la prevención del acoso escolar y mejora de la convivencia", que exigen más presencia, más implicación y más trabajo que dejar que la pelota ruede sin rumbo. Resulta curioso: cuanto más nos esforzamos por prevenir conflictos, más se nos acusa de evitarlos.
Más allá del tema futbolístico nos preocupa lo que su carta simboliza. Porque refleja algo muy de moda en nuestra sociedad: la costumbre de emitir juicios rotundos sobre realidades que no se conocen de cerca, así contribuimos a la polarización, ese fenómeno tan rentable para el ruido y tan nefasto para la convivencia que tanto dice usted valorar.
Finalmente, le felicitamos, eso sí, por su contribución a una tradición bien extendida: la de denostar la labor docente desde la cómoda distancia del recuerdo. Es todo un arte. No es fácil pasar de décadas de docencia a reducir el trabajo de un claustro entero a una supuesta “comodidad” o a un capricho burocrático. Enhorabuena, pues, por haberse sumado al coro de quienes, habiendo disfrutado del respeto que merece esta profesión, ahora encuentran más fácil cuestionarla que comprenderla.
Ah! Por cierto, este equipo directivo hace vigilancia durante el recreo, por lo que conocemos la problemática de nuestro alumnado perfectamente.
Reciba un cordial saludo.
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