El derecho a sindicarse
En la carta publicada el 19 de noviembre con el título "El derecho a no sindicarse", su autor denunciaba la negación del derecho de libertad sindical consagrado en el artículo 28 de la Constitución. Es cierto cuando dice que «la libertad real» implica tanto el afiliarse a un sindicato como a no hacerlo. ¡Faltaría más! Pero ¿se está vulnerando este derecho? Veamos.
Según datos de la Comisión Europea, la tasa de afiliación sindical en España ronda el 15%, ocho puntos por debajo de la media de la Unión Europea. Resulta extraño pensar que «la libertad de no sindicarse está siendo ignorada (...) por representantes de todas las ideologías que hoy gobiernan los consistorios asturianos» en un país en el que solo uno de cada cinco trabajadores paga la cuota de una central sindical.
En segundo lugar, se queja el autor del pago de subvenciones a las organizaciones que representan a las personas trabajadoras. Una «contradicción legal», dice, entre la voluntariedad en la pertenencia a sindicatos y la obligatoriedad en su sostenimiento. Es un argumento legítimo, pero se olvida de un aspecto fundamental de nuestro sistema, ya que en este país los sindicatos negocian para todos. El autor mismo al que nos referimos, que resiste heroicamente las presiones para afiliarse a un sindicato y quien reivindica su derecho a la negociación individual, recibe los beneficios de la negociación colectiva.
En 2024, los sindicatos mayoritarios pactaron y firmaron un total de 1.025 convenios colectivos. Estos instrumentos contienen disposiciones que mejoran las condiciones de vida de las personas trabajadoras con crecidas salariales, derechos de conciliación, días de vacaciones... Provisiones que disfruta el de UGT, Comisiones, CSIF y también el que decide no afiliarse a ningún sindicato o quien no puede, por las posibles repercusiones en su empresa.
Solo un dato más, con ánimo de dar mayor contexto: en el mundo, el porcentaje de países que excluyen a los trabajadores del derecho a establecer o afiliarse a un sindicato creció del 68% al 75% en casi una década.
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