La marea
Dicen que los marineros se orientaban por las estrellas mucho antes de que existieran los mapas.
A veces, incluso con todas las constelaciones a la vista, una se siente perdida. Pudiera ser lo que se siente cuando tú no estás. Que los días siguen, por supuesto, pero todo suena más en silencio y el mar parece más oscuro.
El duelo duele, papá. No solo porque no estás, sino por lo que ya no seremos. Por las risas que se han quedado a medio hacer, por tus nuevos consejos que ya no llegan.
Creo que muchos entenderán lo que digo, porque casi todos tenemos, o tuvimos, a aquel que cumplía ese papel: el que te enseñaba y el que te guiaba como un faro para no perderte. Ahora su luz, la de los que te enseñaron a mirar el mundo, sigue encendida en ti. En cada decisión que tomas, en cada instante en el que eliges seguir, a pesar de la tormenta.
Eso es la vida, igual que el mar, te arrastra, te devuelve, pero siempre continúa. Y como dice Amaral, tu favorita, cuando suba la marea, aprenderemos a navegarla.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

