También es 25N en Afganistán
Han transcurrido cuatro años y tres meses desde que Afganistán pasó del colapso a la represión encarnada en la vuelta al poder de los talibanes. Desde entonces, decenas de decretos han limitado severamente los derechos, las libertades y la dignidad de las mujeres y niñas afganas. Estas restricciones no son temporales. Ninguna ha sido revocada. La crisis de derechos de las mujeres más grave del mundo se está normalizando. Se fortalece así un régimen que con sus acciones está borrando de la memoria colectiva los roles femeninos y las nociones de independencia de la mujer, (de)construyendo una sociedad que no cuestiona la discriminación y la explotación de las mujeres y niñas. No podemos mirar hacia otro lado, no podemos dejar de hablar de ellas, no podemos olvidarnos de ellas, porque son ellas las que siguen luchando incansablemente por sus derechos y su lugar en la sociedad. Como señala Amnistía Internacional, debemos romper el silencio por las mujeres de Afganistán. Se lo debemos. Nos lo debemos.
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