Campeonato de Europa de pentatlón moderno
Dejé transcurrir unos días, desde el campeonato de Europa de pentatlón moderno, celebrado en la ciudad de Antalya, Turquía, a primeros de este mes de noviembre.
En este campeonato, nueve asturianos/as integraron la selección española e impregnaron el medallero con 7 oros, 5 platas y 5 bronces: Gabriela Vega; Javier Carnero; Natalia Santa Bárbara; Pablo García; Susana Coto; Eva Granda; Antonio Sánchez; Manuel Soriano e Isabel Navarro. Todos llevaron el valor asturiano y la nacionalidad española a la denominada Costa Turquesa.
Mi dejadez temporal lleva la intención de comprobar si algún medio de comunicación se hacía eco de la noticia, pero la triste realidad es que solo el fútbol llena páginas y páginas, aunque sea para debatir si un futbolista hizo bien celebrar una fiesta con determinado colectivo. Pronunciarse sobre si un entrenador omitió dar la mano a un auxiliar. Si hay que utilizar gafas, según el momento, de color rojo, amarillo o multicromático. Todo vale si es para prosa en la sección fútbol.
Quienes practican otros deportes deberían disponer aunque sea un pequeño recuadro, una mención que les motive y se les reconozca. Deportistas que entrenan a diario y no unos rondos de una hora; no disponen de psicólogos ni nutricionistas, menos aún jacuzzis o fisioterapeutas; adelantan gastos para sus desplazamientos; trabajan o estudian a la vez que entrenan y han de solicitar permiso con o sin sueldo para acudir a los campeonatos; las pruebas diagnósticas, en caso de lesión, no son realizadas al día siguiente de la lesión. Deportistas, por consiguiente, que como seres humanos se ríen en los triunfos y lloran en los fracasos y, por más reseñas, no se creen dioses del Olimpo.
¿Significa, en lo personal, que no me gusta el fútbol? ¡En absoluto! Solo expongo una injusticia. No comulgo con personajes de emotivos besos a escudos intercambiables si media un solo euro, y tampoco comprendo esos lloros de aficionados que guardan horas en busca de una entrada, ya llueva, nieve o se sofoquen de calor, pero protestan si tardan media hora en ser atendidos en las urgencias hospitalarias o si hay colas en un supermercado.
En definitiva. Los deportes "minoritarios" necesitan hacerse visibles porque ofrecen dividendos deportivos, sociales, culturales, familiares, contribuyen a valores y comportamientos tan necesarios en esta sociedad individualista y oportunista. ¡Ah sí! ¿Los políticos? Simplemente esperando toros más bravíos para salir en la foto de un No-Do actualizado.
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