Albergues para transeúntes
Los políticos hablan mucho de la sociedad del progreso y bienestar, pero hay un colectivo de personas invisibles que no tienen nada que ofrecer y sí mucho que recibir: aquellas personas que solo tienen el suelo por cama y el cielo de las estrellas por techo y viajan por el mundo pidiendo ayuda y, en estos tiempos que llegan a una ciudad de las que se precian de ser hospitalarias de gran nivel y no tienen donde cobijarse en tiempo de rigores invernales, duermen entre unos cartones con mucho frío. Pues bien, ahí está Madrid plagada de esta gente, y también la Pola de Siero, donde duermen bajo los soportales de la antigua escuela de música, hoy sede de la Cruz Roja, que aparcan ahí los coches y no se fijan en esas personas que duermen allí a la intemperie. Pues bien, ese es el cinismo que impera en España, muy antihumano, y me parece muy bien que ayudemos a países en guerra, pero nuestras personas sin techo deben tener también derecho a ser atendidas con albergues municipales para transeúntes indigentes, naturalmente que no es tan vistoso como hacer obras de caridad para los de afuera hacerlas para los de casa.
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