En la muerte de José Luis Cienfuegos
Ha muerto José Luis Cienfuegos, que era conocido como el "director del Festival de Cine", aunque llevara más de diez años alejado de su dirección, tras haber cesado a causa de un intento torpe de Foro Asturias por derechizar -sin que se notara demasiado- el certamen. Cienfuegos fue el mejor "branding" del que se pudo echar mano para revitalizar una cita que contaba con unas películas decrépitas que no las pondrían ni en una excursión a Castrillo de los Polvazares, y unas estrellas internacionales de tournée global, itinerario intensivo éste que exprimía el coste de unas contrataciones módicas por su propia naturaleza; pensamos en Richard Dreyfuss, Jacqueline Bisset o el más gijonés de los actores internacionales, como era Daniel J. Travanti.
Cienfuegos vivía al hilo de las novedades narrativas en el cine desde su época de programador para el Ayuntamiento de Oviedo y para la Caja de Ahorros, dos entidades extintas en su configuración secular, que es la que perdura en el recuerdo de mucha gente. Ahí quedan para los anales las docenas de ciclos con que reeducó el gusto de los espectadores; lo hizo él -tal vez con un equipo de colaboradores, no lo sé-, no las instituciones que le pagaban, que, como se demostró, sin él, o sin nadie de su perfil, nunca pudieron ofrecer unas propuestas parecidas.
Una vez instalado en La Casa de La Palmera, afrontó la tarea de reflotar la marca del evento que le cupo en las manos, en seria desventaja métrica frente a la Semana Negra, que parecía el verdadero Festival de Cine. Cienfuegos lo consiguió empapándose de tendencias hasta acabar él mismo como una tendencia difícil de ubicar en el universo pop al que se consagró, y al que sobrevivió, luego de su desplome debido a la atomización radical del público, más enzarzado en cuestiones telemáticas que en compartir la experiencia viva de haber asistido a un concierto, a un estreno o a una velada de improvisaciones poéticas. Bajo su aspecto de joven indiferente se escondía un titán apasionado por el mantenimiento de la palabra como moneda de uso corriente en nuestra sociedad, cada vez más acodada en la mera sensación. Descanse en paz José Luis Cienfuegos, y brille para él la luz perpetua.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

