Cultura y deporte unen pueblos, los políticos los enfrentan
Negarse a ir a Eurovisión porque participa Israel no es un acto de justicia: es una torpeza. La música no bombardea, no oprime, no dispara. La música une. ¿Qué culpa tiene un cantante israelí o el público de un país de las decisiones de su gobierno?
Confundir cultura con política es regalarle al odio un escenario que no merece. Si de verdad queremos un mundo más justo, no se construyen puentes quedándose en casa, ni se arreglan conflictos silenciando a quienes quieren cantar.
Protestar está bien; aislar pueblos, no. La idiotez está en convertir Eurovisión -una fiesta de unión- en otra trinchera.
Basta mirar cómo una canción española o una camiseta del Real Madrid pueden emocionar lo mismo a un niño en Irán que a uno en Palestina o en cualquier punto remoto del planeta.
La música y el deporte han hecho más por unir al mundo que todas las cumbres diplomáticas juntas entre políticos que solo miran para sí.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

