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Huelga médica. Acto I. Escena I

15 de Diciembre del 2025 - Jesús García Salazar (Oviedo)

En el universo laboral, en una sociedad equilibrada, nadie puede negar que cualquier colectivo profesional desee mejorar en sus condiciones laborales. Es un derecho fundamental que nos da la Constitución y el sentido común. No obstante, cuando alguno de sus argumentos tienen su carga en confrontación o supremacía hacia otras categorías, se convierten en incoherencia, falta de respeto y ausencia de las mínimas normas que han de presidir las mesas de negociación.

El Estatuto Marco del personal estatutario -ley 55/2003- es, exactamente, el marco jurídico especial que recogen las normas básicas -recuerden el adjetivo básico- de todas sus categorías como empleados públicos en el Sistema Nacional de Salud, que, aunque complejo, permite la cohesión, coordinación y equilibrio interterritorial fijando políticas generales en igualdad.

El Estatuto Marco, consecuentemente, no puede discriminar a ninguna profesión que dispone de sus propios códigos, la autoridad inherente a cada rol y con sus propias jerarquías. Los responsables de esta huelga bien conocen que la relación actual, jurídica y administrativa, no permite un estatuto por categorías, pero sí que un profesional modifique su relación laboral renunciando a la condición estatutaria, pero creo que los convocantes han fijado su posición con inexactitud consciente ante el colectivo facultativo.

Con la descentralización, se han transferido la titularidad, la gestión y la toma de decisiones administrando sus propios sistemas sanitarios con las singularidades y particularidades que son clave en el marco de negociación en las CC AA. Un estatuto que, recordemos una vez más, proporciona conceptos básicos, actualizables conforme las directrices europeas en todas aquellas condiciones que deban ser negociadas en las mesas sectoriales y ratificadas, si procede, en la mesa general de Función Pública en sus CC AA. Por lo tanto, no neguemos que cada una de las CC AA pueda negociar con distinción en cada profesión en: retribuciones complementarias; guardias; jornada; horarios; carrera profesional; movilidad; relaciones laborales; permisos, licencias; condiciones laborales; formación; conciliación; seguridad; derechos, deberes; régimen disciplinario; prevención de riesgos laborales y un largo etc. No creo hubieran cambiado los mecanismos desde que llegué a estar al frente de OOSS en las mesas de negociación. Esta realidad me induce a pensar que el sindicato convocante no tiene sabiduría para negociar o, quizás, los objetivos son otros que se nos escapan a pacientes y ciudadanía.

Reconozcamos, por obvio, que hay países en Europa que disponen de estatuto propio para el personal facultativo, pero posiblemente los convocantes fijen su objetivo en un modelo suizo, pero no el francés, que permite a cada hospital negociar contrataciones de sus profesionales en búsqueda de objetivos en excelencia.

Permítame el lector/a algún comentario a los motivos de una huelga con posiciones comparativas y menosprecio hacia el resto de las categorías. Así, por ejemplo, entienden que el facultativo/a tiene un mayor sufrimiento emocional y un mayor riesgo en las condiciones laborales. Desean dignificar la profesión. Evitar al resto de las categorías en el estatuto. Negociar para mejorar la calidad asistencial, etcétera.

Valorar el grado de mayor carga y sufrimiento emocional que el resto de las categorías profesionales no deja de ser una premisa negociadora errónea. Atreverse a tasar el grado de sufrimiento de un colectivo - menos aún de una persona- es, sin duda, disponer de un poder superior. El médico/a por sus conocimientos, bien sabe que la carga emocional no depende de la habilidad técnica ni formativa, por lo que servirse de la emoción como argumento negociador es un menosprecio a otras categorías e incluso al compañero/a como ser individual.

Señalar que su profesión tiene mayor riesgo en sus condiciones laborales es desconocer, a sabiendas, que la bibliografía, estudios y estadísticas -por poner un ejemplo, entre médicos y enfermería- con los ítems analizados solo cabe el valor matiz en riesgos biológicos, químicos, físicos, ergonómicos, psicosociales y seguridad. Nuevo error negociador y nuevo menosprecio.

Dignificar su profesión. La dignidad es un valor adquirido con el nacimiento que se conserva o nos la quita nuestra propia actuación en la vida y en la profesión. El respeto, como mérito, también lo adquirimos con nuestros actos. Ambos, dignidad y respeto, van más allá del vector negociador porque no es propósito material. Si lo ceñimos a la dignidad en el ámbito laboral, la dignidad es una combinación de nuestro trabajo, esfuerzo, proyección, responsabilidad, integridad y respeto hacia los demás. Es una tarea diaria por la formación en nuestra profesión y nuestro modo de actuar en la vida. Pero admitamos el símil y compartamos la expresión de una médica: (sic) "El precio real de una guardia lo pago con mi salud". Mi reflexión responde a si la dignidad y la salud se modifican con 1500 euros la guardia de presencia física. Preguntémonos si el descanso post-guardia, sin duda obligado y mejorable, también pudiera ser dignidad si a la salida de guardia y, a continuación, sin el descanso, fuese posible prestar sus servicios en consulta privada. La dignidad tampoco la entiendo con las listas de espera y minorando el complemento de compatibilizar medicina pública y privada. Por supuesto que hay que mejorar y actualizar todas las retribuciones complementarias en todas, repito todas, las categorías en el sistema público de salud, pero no utilicemos la dignidad como razonamiento.

Mi última reflexión. La calidad asistencial mejoraría con la negociación. La calidad asistencial es mejorar la atención con los mejores resultados posibles aplicando seguridad, eficiencia, accesibilidad, continuidad en la atención en un objetivo que es la satisfacción para los pacientes y familia. No usen esta premisa.

En definitiva. El régimen jurídico y marco normativo permite mejorar los contenidos negociadores atendiendo a las características, particularidades y singularidad de las profesiones sanitarias. Ocuparse en diferencias y comparativas, con arrogancia e incluso menosprecio a otras categorías, no es buen método en un sistema multidisciplinar que requiere un clima laboral motivador, colaborador y un compromiso común, sin renunciar, por supuesto, a mejorar las condiciones laborales. Las cofias y poner la bata a los Sres. doctores ya no es oportuno. Servirse del "divide et impera" es apropiado para políticos y Administración. Por cierto. Cuando se convoquen elecciones sindicales, seguramente volverá la candidatura conjunta médicos y enfermería, y es que para ese cometido ambos se necesitan y se olvidan las diferencias negociadoras.

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