En caso de ruptura constitucional, ¿irías a la guerra?
La pérdida de los valores familiares basados en la religión (y con ello, la familia procreativa) ha hecho que España hoy sea una cloaca tecnocomunista distópica, casi completamente irreconocible para aquellos con la edad suficiente para recordar cómo era antes de la revolución sexual, la inmigración masiva y la proliferación de ideologías feministas, pro desviación sexual y pro minorías, transformándola en algo preocupantemente irreconocible y peligroso.
Hablando de peligro, vemos declaraciones belicistas en algunos personaje de la izquierda como Pablo Iglesias: "Vamos a por la derecha y a reventar sus activos: medios, justicia y fuerzas de seguridad. Si hay agallas, aquí nos tenéis".
O Yolanda Díaz: "Creo que ha llegado la hora de dar un paso adelante y les pido a los españoles que se movilicen en defensa de la democracia y del respeto institucional en nuestro país".
En la línea de Largo Caballero: "Si las urnas nos dan el Poder, aceptaremos las urnas, pero si las urnas no nos dan el Poder, acabaremos con las urnas y tomaremos el Poder por la vía revolucionaria".
¿Qué es lo que pretende esta gente? ¿Quién o quiénes ponen en riesgo la democracia?
Tenemos claro que el infierno se congelará antes de que Sánchez, que es, como dijo Tommy Lee Jones, «un misterio envuelto en un acertijo dentro de un enigma», acepte dejar la Presidencia en las próximas elecciones.
Siendo un hecho cierto esta posibilidad y que, como paciente de TNP (Trastorno Narcisista de la Personalidad), es psicológicamente incapaz de afrontar una derrota de esta magnitud, ¿podría cancelar las elecciones si se diera tal circunstancia?
En ese supuesto hipotético, incluso utópico, dejaríamos de estar entre los países del Primer Mundo para descender a la condición de Tercer Mundo, siguiendo en mayor o menor grado algunos de los arquetipos del Tercer Mundo de nuestro presidente: Juan Perón (Argentina), Idi Amin Dada (Uganda), Kim Il Sung (Corea del Norte) o Enver Hoxa (Albania).
La violencia civil generalizada podría ser generada por un "colapso económico imprevisto", una "resistencia interna deliberada", "emergencias generalizadas de salud pública" o la "pérdida del orden político y legal funcional", y aunque a algunos les parezca emocionante, si una guerra civil realmente estallara en España, no sería divertido enfrentar a hermanos y hermanas con lágrimas en los ojos.
Antaño, virtudes como el honor, el patriotismo, el servicio, el autosacrificio, el estoicismo, el autocontrol y la aventura fueron normas impuestas y celebradas que hicieron que muchos adolescentes y jóvenes se alistaran voluntariamente para arriesgarse a morir, pero hoy la gente simplemente está más preocupada por amenazas internas como el deterioro del nivel de vida.
Las cosas son muy diferentes ahora ya que, afortunadamente, las élites tampoco generan mucha voluntad de "acción" porque ya acaparan todos los activos y riqueza existentes, impidiendo, en beneficio propio, que una generación entera alcance objetivos básicos de la clase media, como ser propietario de una vivienda.
La única pregunta es si los militares y fuerzas del orden optarían por una guerra contra millones de españoles armados o contra un español desquiciado y fuera de control.
Es una elucubración, pero... ¿irías a la guerra?
Saludos cordiales
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