No, no se deja de querer
Recordatorio. Es en el corazón donde brilla la estrella de nuestro destino.
Ayer sobre el mediodía, volvimos a leer el «Se deja de querer», de José Ángel Buesa. ¿Mas es posible dejar de querer?
«Se deja de querer –escribió Buesa– y no se sabe por qué se deja de querer. Se deja de querer es como un libro que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer; y es como la sortija que se quitó del dedo y sólo así supimos que se marcó en la piel. Se deja de querer, y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel...».
Pero no, no se deja de querer, no. Amables y queridas/os lectores, ¿verdad que nunca se deja de querer?
Muy brevemente, despedida y cierre. Rotundamente este escribidor firma y rubrica que jamás de los jamases se deja de querer.
Enhorabuena, gracias y besos, cónyuges Mari Carmen y Heradio. Tu intervención quirúrgica, Carmen, salió fenomenal, fenomenal, fenomenal. ¡Menudos cirujanos y personal médico y de enfermería tenemos en Asturias! Ahora un poco de paciencia y enseguida al «taca-taca» de siempre...
Érase una vez.
Félix Richard
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