Por qué volver a votar sanchismo
Pedro Sánchez está sufriendo una crisis psicológica, incluso peor que la de Ábalos y Koldo juntos, por el caso de Begoña, evidenciada por su preocupante aspecto físico.
Mientras tanto, ha adaptado su color de piel al espíritu de la época, políticamente correcto, porque las tendencias lo son todo en la era global.
A personaje tan engreído y narcisista, lo ideal sería inyectarle melanina, como hizo John Howard Griffin en su libro "Black Like Me" (1961), y obligarle a pasar el resto de su vida como negro.
Cuando un hombre ve una oportunidad clara para tomar el control de un país, y Sánchez la ha visto, siempre la aprovecha. Yo lo haría. Debemos preguntarnos, eso sí, sobre la injerencia electoral y si es posible manipular una elección a favor del Partido Socialista, pero tampoco se trata aquí de ridiculizar y menospreciar la última encuesta del impoluto y fidedigno Tezanos sobre intención de voto.
Es indignante ver cómo miente todo un Gobierno dirigido por un incendiario acorralado, pero se entiende que no le queda otro remedio que no sea atacar a la justicia para intentar zafarse de sus delitos, sin que importen aquí los destrozos democráticos causados por el camino.
La güija demoscópica de Tezanos, en lugar de preguntar, responde. El CIS es de Sánchez como la Fiscalía, el Falcon o como la piscina de Doñana, pero quién gana, y por cuánto, no es lo importante; lo importante es el espectáculo.
Elige un bando y anima mientras yo, con el mismo argumento de otros muchos "privilegiados" ganadores, voto a Sánchez sin reservas porque considero que es el hombre idóneo para llevar a su país al abismo.
Lo explico con esta pequeña anécdota nazi (sin segundas intenciones)... si se me permite:
Cuentan que un sobreviviente del Holocausto llamado Moishe ganó la lotería, y los reporteros le preguntaron qué planes tenía para el dinero, en qué lo gastaría todo...
Sin dudarlo, Moishe contestó que iba a encargar una gran estatua de Adolf Hitler.
Los reporteros, atónitos, le preguntaron por qué un sobreviviente de tal atrocidad haría algo tan terrible. Moishe se subió la manga derecha y enseñó su brazo, a la vez que decía: "Me dio los números ganadores".
Sánchez, que, de una u otra manera, lleva siete años asfixiándonos, nos está dando los números ganadores (paguitas, nacionalizaciones, enchufes, favores...), siempre que levantemos una gran estatua y votemos por él.
Más tarde, cuando me encuentre con Abascal y me pregunte cómo fui capaz de hacer la atrocidad imperdonable de regalarle mi voto a los socialistas, yo también haré un Moishe y contestaré: "Pedro Sánchez me dio los números ganadores".
Pero las oportunidades vitales se acaban, Presidente, como se acaba el papel higiénico. Por cierto, hace unos días un experto internacional decía en Facebook que las 48 horas de paroxismo patrio comprando hasta agotar rollos y rollos de doble y triple capa, lo que denominaba "Toilet paper rage", evidencian que el español es, en esencia, un cagao. O un cagón. Depende. Por eso votaremos a Sánchez de nuevo.
Fue divertido mientras duró, pero pronto la vida volverá a ser cruel y corta como siempre. ¡Prepárese!
Saludos cordiales.
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