Colunga, la del químico Fidalgo
Colunga, además de un apellido poco común, es un municipio situado en el oriente de Asturias.
Su capital se llama también Colunga, la cual va creciendo de una manera moderada, como debe ser. No limita con el mar, pues su playa La Griega está situada a unos 2 kilómetros de dicho núcleo urbano. En la misma desemboca de una manera anárquica el río Lliberdón, por el cual circulan piraguas, pues tiene caudal suficiente. Aquí saqué yo mi primera medalla en el mundo de la piragua, era un adolescente. Subirte a un podium por primera vez en la vida hace mucha ilusión.
Hace muy poco tiempo fallecía el profesor D. Jose Antonio Fidalgo, un hombre educado y culto. Lo conocí en el Club LA NUEVA ESPAÑA presentando un libro titulado "Con sabor a Santidad", en el que había buenas fotos y recetas de repostería.
Me dedicó el libro, utilizó la palabra "colega" pues es cierto, ambos somos químicos y discípulos del profesor Dr. D. Siro Arribas Jimeno, maestro de generaciones de químicos. Le dije que estaba leyendo un libro suyo titulado "Asturias. Parada y fonda"; me contestó que era muy viejo, lo cual era cierto, pero tenía calidad y ese toque personal suyo. D. José Antonio también escribió libros de Física y Química, que fueron un gran apoyo para los estudiantes.
Además de profesor en el colegio Inmaculada, también era crítico gastronómico, humanista y presumía de su asturianía colunguesa.
Amigo personal de mi ídolo en la juventud, que era el profesor D. Francisco Grande Covián, otro colungués ilustre. Reconocido en los campos de la alimentación y nutrición, de rabiosa actualidad.
Hace pocos años, creo que después de la pandemia, mi querido hijo "Gonza" y el que escribe visitamos el stand de la Universidad de Oviedo en la Feria de Muestras de Gijón. Casualmente nos encontramos con el rector Santiago García Granda y a su lado estaba un señor que yo creía que era el profesor Fidalgo, pero no estaba seguro.
Le pregunté a Santi y me confirmó que sí era la persona que yo creía. Le saludé y le llamé D. José Antonio, se enfadó conmigo, pues no le gustaba que le llamara así.
Me dijo que estaba al lado del Excmo. y Magnífico Sr. rector de la Universidad de Oviedo.
Le conteste que Excmo. sí que era, ¿pero magnífico?, oscile mi mano de un lado al otro. Santi el rector se rio. Esto lo hice porque el rector de San Martín de Podes (Gozón) fue compañero de clase en la década de los años 70, con el magnífico Villaverde no me habría atrevido a tanto. Después el profesor Fidalgo, químico como Santi y el que escribe, me contó un chiste verde, pero en "petit comite". La fiesta de Colunga es Nuestra Señora de Loreto, que se celebra a principios de julio.
Hace poco tiempo dio el pregón el profesor Fidalgo. Estábamos sentados esperando y un señor me dejo que si Fidalgo era el periodista, le dije que no, que era un químico ilustre y colungués.
En dicho pregón no uso un solo papel. Lo tenía todo en el cerebro y con unas neuronas que tenían una buena conexión electroquímica. Quedé sorprendido por el hecho y lo comenté a mis vecinos de asiento.
Hablo de la Virgen de Lloretu y el final de la recolección de la hierba. Esto solo lo hacen a su edad unos pocos privilegiados, entre los que esta el profesor Fidalgo.
La última vez que saludé al ilustre Fidalgo fue un verano a la salida de la cafetería Magovi.
Colunga tiene en estos tiempos modernos dos personas de alta cualificación que son los profesores Fidalgo y Grande Covián.
No me extraña que el alcalde Toyos piense en dar una calle de esa Colunga que crece al profesor Fidalgo, pues fue cronista oficial e hijo predilecto del concejo.
Descanse en paz y que la radiación electromagnética, en todo su espectro, brille a perpetuidad para él.
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