Europa ha muerto
Llevo ya demasiado tiempo tratando de armonizar el desorden mental que se generó en mi cabeza, al entremezclar espontáneamente a Sarkozy, Jorge Ilegal, Zapatero, Angela Merkel y la canción «Europa ha muerto». «Ilegales» nos hablan de una Europa en la que se ha perdido alguno de sus principales iconos. A principios de los ochenta es cuando sale a la luz esta joya, de la misma época que «La fiesta», «Revuelta juvenil en Mongolia», «La pasta en la mano» o «Princesa equivocada», que ha desencadenado un desenfreno de pensamientos cruzados y reflexiones desorientadas. No hace falta ingerir ningún tipo de sustancia psicotrópica, ni otro tipo de estimulante psicosomático, para darse cuenta de que la realidad ha superado a la ficción escrita a primeros de los ochenta.
Puede que el Papa siga en Roma (y no tiene pinta de irse) y que aún haya valses en Viena o bancos en Suiza, pero Jorge fue premonitor a la hora de contarnos que ya no había ruinas en Grecia (lo mejor del Partenón está en Londres), ni muro en Berlín (sólo queda un breve lienzo para turistas despistados), ni rusos en el Kremlin (ni se sabe lo que es la nueva Rusia capitalista), ni punkis en Londres (sólo quedan cuatro punkis de postal anunciando tiendas en Candem o paseando por Piccadilly).
Representantes del Estado virtual y multinacional europeo, concretamente la luxemburguesa vicepresidenta de la Comisión y responsable de Justicia, Viviane Reding, censuran la actitud francesa expulsando a los rumanos y la comparan con los nazis y sus genocidios. Sarkozy se ofrece a reubicarlos en Luxemburgo, como respuesta a las sugerencias planteadas por la vicepresidenta. Desde aquí, Rajoy no ve con malos ojos lo hecho por el marido de Carla Bruni (que podría ser tranquilamente la princesa equivocada de «Ilegales») y los suyos buscan votos con acciones esperpénticas en Badalona. Europa ha muerto.
Subtítulo: Una vuelta por el contienente de la mano de Jorge Ilegal
Destacado:Mientras Jorge Martínez aparca Ilegales, estos nunca morirán ya que lo bueno se hace eterno
La oposición en España ayuda a poner en tela de juicio la solvencia de la economía interna sugerida por los teutones mostrando un nefasto sentido de Estado, apoyados por la falta de contundencia y la reacción tardía de los que gobiernan y no ven lo evidente. En la UE el vecino es tu mejor enemigo, Europa ha muerto.
Me despista bastante esta Europa que cada vez más gente rechaza, heredera de aquella extraña mezcla de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), Euratom (Comunidad Europea de la Energía Atómica) y CEE (Comunidad Económica Europea) que desembocó en una sola organización tras el Tratado de Bruselas del 8 de abril de 1965 y el 1 de julio de 1967 tomó la forma que aún a día de hoy persiste.
Mientras Jorge Martínez aparca «Ilegales», éstos nunca morirán, ya que lo bueno se hace eterno, y evoluciona hacia «Jorge y los Magníficos», nuestra Europa se atraganta y pierde sentido como colectivo, resquebrajada por los intereses intestinos de sus componentes. Jorge Ilegal trata de darle un merecido descanso al grupo, que le ha dado algo más que un lustroso apellido, sembrando la piel de toro con descargas musicales sin parangón, incluso emulando a Cristóbal Colón y quebrantando el orden público allende el Atlántico. Aquí, Zapatero trata de no seguir los pasos de Brian Cowen o Yorgos Papandreu, mientras Cameron, Sarkozy y Merkel tienen más interés en su carrera en solitario que en la evolución de la banda europea.
Jorge es un provocador nato, pero tras esa imagen adornada hasta la saciedad por todo tipo de excesos con drogas, peleas y demás lindezas esconde un talento desenfrenado y contumaz que se plasma en una carrera musical sólida, directa y honrada, cargada de sentido y fondo. Jorge y yo compartimos la idea de que en estos tiempos nuevos, tiempos salvajes, Europa ha muerto (pero jamás lo harán «Ilegales»).
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