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Navelgas, oro puro

17 de Marzo del 2011 - Jesús Pérez López (Navelgas)

Haciendo uso del derecho de réplica, por alusiones, a la carta de la señora Loli Fernández Álvarez «No es oro todo lo que reluce en Navelgas», publicada con fecha 22 de febrero en su diario, deseo aclarar:

Aunque ignoro la razón por la que usted me formula preguntas personales (como mínimo, malintencionadas) a través de la prensa, teniendo en cuenta que sólo separan 26 kilómetros a Navelgas de su actual domicilio urbano, y a pesar de que considero fuera de lugar su carta y los interrogantes y comentarios que en ella realiza, voy a contestarle también públicamente intentando no caer en la tentación de utilizar argumentos personales.

En la época en la que usted asegura estar luchando por la escuela de Folgueras (ignoro cuál es la razón de esta pregunta) yo realizaba mis estudios de Psicología en una de las cuatro universidades que en España impartían esa disciplina: la Universidad Complutense de Madrid. Durante los diez años siguientes a mi licenciatura fui cooperativista y socio fundador del colectivo de Psicología Bulevar y con mis compañeros desarrollé proyectos de psicología clínica y psicopedagógica, escuela de padres, charlas de orientación profesional...

Por cierto, mis estudios y experiencia profesional me han facilitado la posibilidad de conocer las consecuencias físicas y psicológicas de una educación y socialización inadecuadas, un excesivo estrés o una exagerada secreción de bilis y jugos gástricos.

Por otro lado, resulta evidente que conozco a fondo el proyecto de creación de una empresa de subproductos lácteos en Navelgas, puesto que las personas implicadas en el mismo eran y son mis amigos y formaban parte del grupo que todos los miércoles cenábamos en mi casa.

Es evidente que su deficiente información y posiblemente lagunas de memoria (perfectamente justificable desde la psicología) explican su desconocimiento al plantear por qué no me dedico a plantar frutales. Le explico:

Además de los 520 manzanos (cuatro variedades incluidas en la D. O. de la Sidra) que la Cooperativa Esvaco plantó en 1998, en el Museo del Bosque y su entorno crecen nogales, ciruelos, pescares, cerezos y más de un centenar de avellanos y castaños. Asimismo, y para uso exclusivo de la fauna silvestre, hemos plantado un abundante número de arbustos y plantas de fruto (arándanos, madroños, fresas silvestres, grosellas, ruscos, acebos...).

Independientemente de mi iniciativa personal de plantar frutales, considero que este tipo de árboles tienen un mejor aprovechamiento (tanto a nivel ecológico como económico, en un suelo que, durante generaciones, nuestros antepasados consiguieron transformar en tierra fértil), en vez de convertirlos en pinares o eucaliptares. Teniendo en cuenta además que en nuestros valles existen cientos de hectáreas que se podrían dedicar sin problema a este tipo de plantaciones forestales, parece absurdo desaprovechar las tierras feraces.

En cuanto a los comentarios que realiza sobre el artículo aparecido en LA NUEVA ESPAÑA del día 30 de enero, ignoro de nuevo cuál es el motivo por el que el periodista convocante de la mesa del debate (al que fuimos invitados once representantes de diferentes empresas y asociaciones), a su vez moderador de la misma, eligió y publicó en el artículo sólo alguno de los comentarios y opiniones que se debatieron a lo largo de hora y media intentando explicar el éxodo de población hacia centros urbanos.

Se debatió sobre los programas inadecuados de desarrollo rural, forestal, educativo, déficit de comunicaciones y de servicios, planteamientos familiares y sociales que empujan hacia la ciudad a jóvenes y familias, de la falta de apoyo institucional a las ideas innovadoras cuyas consecuencias inmediatas son las carencias de proyectos alternativos, de la infravaloración del sector forestal y frutícola.... Si usted estuviese viviendo en Navelgas, sin duda hubiera podido participar en el debate y habríamos evitado la deplorable situación que estamos provocando tanto usted como yo.

Efectivamente, como muy adecuadamente puntualiza, el Museo del Bosque recibió en dos ocasiones un total de 26 alumnos en el período comprendido entre 2001 y 2009 (aproximadamente un 15% de la población escolar). Teniendo en cuenta que el museo, situado a tres kilómetros del colegio, explica el entorno inmediato de los alumnos (social y ecológico) y que la visita es gratuita para alumnos y profesores, ¿cuál es la justificación pedagógica para las visitas anuales (masivas) de ese centro a las grandes superficies comerciales de Oviedo mientras que sólo algunos alumnos tuvieron la posibilidad de informarse de la naturaleza que les rodea y de su importancia en la historia de sus antepasados recientes?). Afortunadamente, en la actualidad existe una voluntad clara de subsanar esta situación.

De todas formas, e independientemente de lo expuesto hasta este momento, que sólo es una aclaración a sus dudas y preguntas, deseo pedirle disculpas públicamente por:

Elegir una disciplina (psicología) para la que el Ministerio de Educación olvidó construir una facultad en Navelgas.

Fundar en Navelgas una empresa de turismo activo (en julio cumplimos 24 años).

Plantar manzanos, castaños, avellanos, carballos, abedules, fresnos,... y tener alrededor de dos millones de lombrices (roja de California) que proporcionan el abono más adecuado para esos árboles.

Utilizar energía fotovoltaica para cubrir mis necesidades eléctricas.

Vivir en Navelgas y participar en debates como el que sirvió de base a su crítica carta.

Apoyar y ser amigo de don Raúl Menéndez, doña Begoña Mayo, don Marcos Da Rocha, don Ignacio García, don César Castaño, don Luis Sanfiz, don Pedro Queipo, doña Ana y doña Raquel Menéndez, doña Rosi Roces García (La Felguera)... e incontables amigos y familiares cuyo trabajo (sin nombre ni publicidad) hicieron posible la puesta en marcha de numerosos proyectos, ¡y que Navelgas fuese declarado «Pueblo ejemplar»!

Parafraseando a Forges.... ¡País! Sin más comentarios.

Jesús Pérez López

Navelgas

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