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Cine con luces y sombras

16 de Marzo del 2011 - Antonio Javier Quintana Carrandi (Llanes)

El lunes 7 de marzo, en el teatro Filarmónica, dio comienzo un interesante ciclo cinematográfico dedicado al maestro Alfred Hitchcock. La primera película proyectada fue «Sabotaje», excelente producción universal de 1942. Tanto los cinéfilos ovetenses como los buenos aficionados están de enhorabuena, porque la selección de cintas es magnífica. Como en todo acto cultural que se precie hubo luces –la película propiamente dicha–, pero también sombras. Y éstas corrieron a cargo del señor Bonifacio Lorenzo, director de la Filmoteca de Asturias, cuya presentación fue, como poco, tediosa, farragosa, un tanto errática y dilatada en exceso. La perorata del presentador del evento se prolongó durante media hora larga, llegando a colmar la paciencia de los asistentes, y no sólo la de los curiosos o simples aficionados, sino incluso la de los cinéfilos de pro que esperaban con ansiedad el comienzo de la proyección. El resultado de esto fue que el inicio del filme fuese acogido como una auténtica liberación por los espectadores, la mayoría de los cuales, me consta, carecía de inquietudes cinéfilas y sólo quería disfrutar de una buena película clásica.

Creo que alguien con el extraordinario bagaje de don Bonifacio debería saber que la cinefilia no está demasiado extendida que digamos entre el público español; al contrario, es una rareza. En consecuencia, cuando se ofrece un ciclo en abierto como éste, al que puede asistir cualquiera, es un grave error martirizar al respetable con una miniconferencia sobre la vida, obra, milagros y neuras del director homenajeado. Sé que entre los que asistieron a esta primera proyección había al menos un cinéfilo, una buena amiga mía que, a pesar de amar el cine clásico americano e interesarse por todo lo relacionado con este arte, acabó hasta el moño de la verborrea de don Bonifacio. Y si esto le ocurrió a ella, acostumbrada a saborear con deleite los coloquios de «¡Qué grande es el cine!», aquel maravilloso programa de José Luis Garci, ¿qué no les ocurriría a los que sólo querían ver la película o a los que entraron por matar el tiempo?

En vista de lo sucedido, pienso que sería conveniente que en posteriores ocasiones don Bonifacio se limitase a presentar el filme correspondiente con brevedad y concisión. Si su deseo es dar una conferencia sobre la cinta, los temas que trata o el realizador, opino que lo más adecuado sería que la diese al finalizar la proyección. Claro que, de hacerlo así, lo más probable sería que sólo se quedasen tres o cuatro personas, las que de verdad aman el cine; el resto ahuecaría el ala tan pronto como apareciera en pantalla el fotograma con el «The End». Sí, ya sé que es triste, don Bonifacio, pero es lo que hay. Y mucho me temo que, tal y como está el panorama cultural español, la cosa no mejorará. En España los cinéfilos abundan menos que los monaguillos en la extinta URSS.

Me han preguntado cómo habría presentado yo la película de este lunes. En mi opinión, y con todos mis respetos para don Bonifacio, habría sido más adecuado hacerlo más o menos así: «Buenas tardes y gracias por asistir a esta proyección que inaugura nuestro ciclo de cine clásico dedicado al maestro Alfred Hitchcock. Para esta primera sesión he seleccionado “Sabotaje”, un filme de 1942 que, aun no siendo de los más recordados de Hitch, es una obra notable en todos los aspectos. Esta producción universal se inscribe en el género de espionaje, pero el tema principal del relato es uno de los más queridos del mago del suspense: el del falso culpable, magníficamente interpretado en esta ocasión por Robert Cummings.

Si alguno de ustedes está interesado en profundizar en la vida y la obra del maestro Hitch, al término de la proyección ofreceré una charla sobre el tema y estaré encantado de responder a cuantas preguntas quieran formularme. Pero como supongo que ahora estarán más interesados en la película que en escucharme a mí, dejémonos de preámbulos y disfrutemos de esta pequeña gran obra maestra de uno de los directores más relevantes que ha dado el arte cinematográfico. Muchas gracias».

Pero ésta, naturalmente, es la opinión de un modesto cinéfilo que lleva largas décadas amando, admirando, estudiando y, sobre todo, viendo cine.

Antonio Quintana

Llanes

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