Para todas las mujeres
La lucha por los derechos de la mujer exterioriza una sociedad nueva, con progresos visibles, especialmente en el ámbito público, no equiparable al avance en el ámbito privado. Es en lo privado donde se forjó nuestra identidad y desde allí luchar por la igualdad que reivindicamos, conciliando, no olvidando un ámbito por otro.
Inmersos en una sociedad economicista, los embarazos son un coste que la sociedad no parece dispuesta a compartir. Las mujeres sin recursos y apoyos familiares están en desventaja, sufren violencia emocional y revictimación.
Se forma un clasismo entre mujeres, estigmatizadas unas, y llenas de éxitos otras, desigualdades que crea nuevas pobrezas, no abordables ni desde los tribunales ni desde los servicios sociales, en los casos de los hijos de esas mujeres. Se habla de acogimientos para esos niños, pero, ¿dejamos a esas mujeres en la cuneta?
Debemos comprometernos en toda la realidad de la mujer, no los intereses ideológicos. Las pro-aborto, pro-vida, pro-elección... trabajar juntas para las mujeres, para esas familias que forman parte de nuestra sociedad.
Definiría «ecología personal» como el respeto hacia nosotras mismas, viviendo con una calidad humana interior y exterior. ¿Qué valores exaltamos en nombre de un ideal cívico?
Las nuevas normas crean tensiones y contradicciones que nos retrotraen en la tragedia griega de los siglos IV y V a. de C. Un drama que sitúa a la mujer ante una encrucijada, frente a una decisión que la compromete por entero y en la que emocionalmente no es transfigurable a su pareja.
La libertad puede convertirse en una trampa, estoy dudando si las mujeres despiertan o se dejan llevar por las apariencias y comodidades que se nos ofrece como prioritarias. Me viene a la memoria la foto de una mujer etíope que tardaba 4 horas en transportar el agua para cubrir las necesidades de su familia. En la España de 2011 sigue habiendo mujeres que cargan con el agua pero unas quedan sin fuerza por el camino y otras van perdiendo el agua de su cántaro, llegando medio vacío. Necesitamos equilibrar nuestros recursos y necesidades en este supermercado de la sociedad, de ello depende lo que transmitamos a la siguiente generación, tan distinta a la que vivimos las mujeres de los últimos 30 años.
Sin apoyo social y compromiso personal somos cómplices de las nuevas pobrezas de la mujer.
Elvira García García, Oviedo
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