Me gustó el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo
El día 15 asistí a la inauguración del Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo.
Como los otros siete descubridores de la cueva Tito Bustillo que aún vivimos, recibí una invitación del presidente del Principado para asistir al acto inaugural.
La hora de la inauguración era las seis de la tarde, pero las autoridades llegaron más de media hora tarde.
Cuando llegó Areces fue recibido con música de gaitas y, tras las fotos de rigor, entraron rápidamente y descubrieron la placa inaugural. Hecho esto (sin la presencia de los descubridores, como hubiera sido lógico, ya que si no, ¿para qué nos invitaron?), se encaminaron a uno de los soportales donde nos obsequiaron con un mitin que escuchamos de pie (todos menos yo, que tenía previsoramente una banqueta plegable), incluida la madre de Ruperto, otro de los descubridores, que a sus más de 90 años escuchó a pie firme el parlamento del Alcalde, el secretario general de Fomento y nuestro Presidente.
Luego entramos en las dependencias museísticas.
Desembarcando en la primera planta de frente me encuentro con una serie de recortes de prensa y fotografías de la época del descubrimiento, que miro con añoranza. A continuación un par de piolets y mi piqueta de geólogo, que usaba tanto para la recogida de minerales como para clavar clavijas o tallar agarres y peldaños. Los cascos de Ruperto y Elo... en fin... recuerdos.
También una pantalla en la que algunos de los descubridores narramos aquella aventura.
Según me dijeron algunas personas, escuchar el relato les erizaba el vello.
Hay mesas interactivas que facilitan datos y muestran la posición de las cavernas del macizo de Ardines, muestras de materiales utilizados por nuestros tataratatarabuelos, valoraciones hechas por arqueólogos de renombre, reproducciones de pinturas de la cueva (algunas me parecieron poco nítidas y bajas de tonalidades) audiovisuales mostrando el tipo de vida y actividades de la época...
Habiendo conocido el proyecto me parece que no cumple las expectativas, pero a falta de pan...
En fin, me gustó, si bien no pude disfrutar mucho de ello debido al exceso de gente que había para una visita tranquila, pero me gustó.
Tanto es así que voy a aprovechar cualquier día de estos para volver a verlo con calma.
Tiene sus defectos, ¿y quién o qué no? Creo que vale la pena. Si podéis, no os lo perdáis.
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