Testamento vital: instrucciones previas
El Servicio de Salud del Principado de Asturias reparte desde el 2008 un folleto informativo sobre el «Testamento vital en el ámbito sanitario» que no parece haber sido tenido en cuenta por una parte de la población, desinformada en cuanto a que aún deposita pasivamente en los profesionales sanitarios toda la responsabilidad del último período de la vida de las personas enfermas.
Aplicando la legislación vigente, se trata de un valioso documento de tramitación gratuita (a pesar de sus características similares a cualquier registro notarial), que otorga a cualquier persona mayor de edad, capaz y libre, el derecho de manifestar anticipadamente su voluntad, con el objeto de que ésta se cumpla llegado el caso en que no pueda expresar personalmente sus deseos sobre los cuidados y el tratamiento de su salud, y una vez fallecido, también sobre el destino de sus órganos para trasplantes, para docencia o para investigación, así como su negativa a todo ello.
La mayoría de la gente dispone de un seguro de decesos que pagan religiosamente durante toda su vida con el fin de evitar gastos y contratiempos a sus familiares llegado el final, y sin embargo no se informan de que es posible dejar atado y bien atado el modo en que desearían enfrentarse personalmente con una hipotética enfermedad incurable avanzada, con una enfermedad terminal o con una situación de agonía.
Ya que todavía ningún científico ha conseguido prolongar la vida más allá del sufrimiento añadido a enfermos y familias por el encarnizamiento terapéutico en casos incurables, aplicado por algunos profesionales obligados por la vehemencia familiar para alcanzar una demostrada imposible curación, a pesar de todos los inimaginados recursos existentes, para mí este valioso documento ofrece la libertad de elegir al hipotético futuro enfermo entre paliar su dolor y su agonía con todos los medios disponibles, o bien pedir que le sean aplicados todos los tratamientos necesarios para el mantenimiento de la vida hasta dónde sea posible, según el buen criterio médico («lex artis») y nunca con instrucciones contrarias al ordenamiento jurídico.
Desde este valioso medio animaría a toda la población a informarse adecuadamente sobre el referido «Testamento vital», gratuito, para tomar parte activa en su propia salud, no delegando pasivamente en los profesionales sanitarios toda la responsabilidad en las decisiones desgraciadamente ineludibles al final de la vida.
Hoy por hoy en este país, como en muchos otros terrenos, somos dueños de nuestra propia libertad para decidir lo que queremos: Agotar todas las posibilidades o simplemente recibir cuidados paliativos que nos amortigüen el dolor. No debemos pues, ética y moralmente, atribuir exclusivamente a los profesionales sanitarios la supuesta pérdida final de la dignidad si está en nuestras manos luchar por ésta activamente y a tiempo.
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