Trabajar
Recordatorio. Desdichado es el que por tal se tiene.
Horacio
Va para un cuarto de siglo que Juan Cueto nos contaba en un artículo de prensa publicado en «El País», «que un novelista inglés observó que las personas que trabajaban sentadas cobraban más que las que trabajan de pie». Poco después, «un filósofo alemán observó que no sólo cobraban más, sino que trabajaban menos y estaban subordinados a una tercera clase de personas que ni trabajan sentadas ni de pie, sino repantigadas...» Nosotros hemos trabajado sentados toda la vida, a qué negarlo. Bueno, toda la vida no: algunos años trabajamos de cojones y muy a gusto: en la escuela de paracaidismo militar del Ejército del Aire, en Alcantarilla, Murcia. Después, nos trasladaron a la Primera Bandera de Alcalá de Henares donde tuvimos mando, oye. Más con mando, trabajamos más, mucho más que antes de tenerlo. ¿Sabéis? De esta silla en la que nos sentamos ahora no nos levantarán ni todos los jefes juntos de este escribidor. Y si se empeñasen nos sentaríamos en uno de los bordillos de la calle Calvo Sotelo, 7. Qué preciosidad del género femenino pasa por aquí. Palabra. Amables, lectores, sabido es que cada cual es cada cual... Despedida y cierre por hoy. Érase una vez.
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