Revolucionemos los relojes
Recordatorio: «Es en el interior del corazón donde anida y brilla la estrella del destino».
F. S. Ailatan
Un cura de 35 años sorprendió (?) a los feligreses que llenaban su templo parroquial anunciándoles a mitad de una misa que celebraba allá en Argentina (como sabéis, como sabemos, puesto que nuestro periódico publicó la noticia que «La Tacita» vuelve a recoger. Se trata de la decisión que ese sacerdote tomó, verbigracia, con «dos pares» (que se dice), convencidísimo por sí mismo de dejar los hábitos al haberse enamorado de una mujer con la que vivirá inmediatamente. «Hay cuestiones del corazón, dijo, que no las puedes parar». Del corazón y de la política, como todos sabemos, ¿verdad?
Vayamos ya a toda máquina hacia el punto final de la presente columnita que tecleamos a las 19.53 horas de ayer, sábado, con el reloj a su aire, o sea, con su tictac silencioso y tranquilo respecto a la madrugada en puertas, que en un segundo tendremos que revolucionarlo a toda máquina; o sea, 60 minutos.
Adiós, hasta la próxima, con el deseo de que si os fuisteis u os vais de fin de semana por el mundo mundial tengáis un buen regreso a casa, amables lectores.
Despedida y cierre.
Érase una vez.
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