Donde las dan, las toman
Desde que se le dio una nueva vuelta de tuerca a los fumadores, prohibiéndoles fumar dentro de los bares, a los resfriados incubados en las puertas de los organismos oficiales se suman los que se están gestando en las terrazas, barricas o pequeñas mesetas más o menos cutres.
Por ahora, como no tienen más remedio, se resignan a estar afuera, en permanente exposición circense, para mirada de propios y extraños, sobre todo como el tiempo no acompañe.
Mientras tanto, el no fumador se está acostumbrando a disfrutar de sus vinos, picoteos y demás, sin el humo de tabaco, aunque se empieza a correr el rumor de que ahora se aprecian otros olores, inofensivos para el pulmón, pero altamente nocivos para la pituitaria.
No obstante todo lo anterior, el verano está a la vuelta de la esquina, y ¡ahí quería llegar yo!
La terraza se la disputarán los hasta ahora pringaos excluidos y los felices protegidos.
¿Qué pasará, entonces, con ambos colectivos mezclados?
¿Se pretenderá que el fumador se esquine o se le dará una nueva vuelta de tuerca prohibiendo fumar en las terrazas? ¿Quién será más tolerante, ya que ambos por ley pueden estar silla con silla?
Seguro que no está escrita aún la última palabra de esta historia.
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