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Requiem por Opastur

21 de Febrero del 2009 - Alberto Vizcaíno

Opastur se muere. Tras una lenta agonía, la sentencia 165/09, dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias el pasado día 6, certifica que Opastur se está muriendo, al desestimar el recurso de sus promotores contra la resolución de la Consejería de Medio Rural y Pesca que no reconoció su constitución como organización de productores por apoyarse en unos estatutos claramente antidemocráticos.

Opastur (Organización de Productores de Pesca de Asturias) se está muriendo, salvo que se le inyecte en vena un recurso de casación en el plazo de diez días, a pesar de la notificación de la sentencia, recurso que, como se financia con dinero de la Cofradía de Pescadores «Virgen de las Mareas» de Avilés, es decir, dinero de todos sobre el que no hay que rendir cuentas a nadie, seguro que le será administrado para que el equipo promotor pueda prolongar unos meses más el agotamiento de su ya menguado capital de credibilidad.

Opastur se va a morir, y yo me alegro. No puede haber -en este momento en el que se dan los últimos pasos para la puesta en marcha de la sociedad que ha de gestionar la primera venta en Avilés, con un nuevo director general de Pesca conocedor del sector y con ganas de trabajar- mejor noticia para los pescadores asturianos que la de que los de siempre, los que restan porque nunca han aprendido a sumar, han perdido una nueva batalla: Vidío, Repsol, «Prestige», gestión de la nueva lonja... (¿hasta cuándo van a dejarles perder, a costa de su dinero, los socios de la cofradía?)... y ahora, Opastur.

¿Y de qué se muere? Se muere de una dolencia grave, de un ataque fulminante de prepotencia con complicaciones de ignorancia y falta de espíritu democrático. Si no fuese porque un parte médico -en este caso la citada sentencia- es un asunto muy serio, su lectura podría resultar hilarante. Fundamentalmente porque desmonta cada uno de los argumentos que los gestores de la Cofradía de Pescadores y alguno de sus acólitos han venido manejando. La sentencia sostiene que la resolución de la Consejería de Medio Rural y Pesca fue debidamente notificada, a pesar de los estúpidos argumentos del patrón mayor negando que la dirección postal de Opastur y la de la cofradía fuesen la misma; fue debidamente notificada a pesar de los esfuerzos de alguna persona -cuya desvergüenza es directamente proporcional a la elasticidad de su vejiga- para no salir de su despacho mientras los funcionarios encargados de la notificación la esperaban fuera. De risa.

Subtítulo: El Tribunal Superior da la razón a la Consejería de Medio Rural y Pesca

Destacado: No puede haber mejor noticia para los pescadores asturianos que la de que los de siempre, los que restan porque nunca han aprendido a sumar, han perdido una nueva batalla

Y, entrando en el fondo de la cuestión, no admite el recurso interpuesto contra los argumentos de la Administración del Principado de Asturias, aclarando cuestiones tan de sentido común como que los votos de todos los socios valen lo mismo; que, si no es así, es decir, si hay votos ponderados, debe definirse el factor de ponderación: flota, desembarcos, neuronas funcionales.... en fin, lo que se quiera -y admitan los demás socios- pero definido. Lo que no puede estatuirse es que los votos de Avilés valen más que los de Luarca, por ejemplo, por designio divino, y, por tanto, inmutable. O, peor aún, que los votos de mis amigos, los de Lastres, también por ejemplo, valen menos que los míos pero más que los de los demás «por fidelidad», argumento que debería avergonzar a quien decidió plasmarlo por escrito en el texto de recurso y que la sentencia califica de «criterio metajurídico», buen eufemismo por «antijurídico». También de risa.

Y reconoce la sentencia que los promotores no acreditan la manifestación de voluntad de todos los productores -vamos, que apuntaron socios «a bulto», muchos de los cuales se dieron de baja inmediatamente al saber que se les había reclutado sin su consentimiento- y que constaban embarcaciones que figuraban como baja por desguace. Esto ya es menos simpático.

Y, ahora, ¿qué decir de todos los indocumentados que imagino que sin leer la resolución de la Consejería de Medio Rural y Pesca -porque, si la hubiesen leído, su postura no tendría más explicación que la afición por las cigalas-, se alistaron en esta nueva cruzada contra la legalidad, la legitimidad y el sentido común? ¿Qué decir de los que acusaron a una consejera honrada, valiente y no sectaria, como Servanda García, de mentir, prevaricar o perseguir a los pobres infelices que promovían una organización altruista, de claros fines benéficos? ¿Qué decir del semoviente que se atrevió a insultar al Pleno del Ayuntamiento de Avilés al proponerle la declaración de un director general de Pesca como persona «non grata», utilizando su oposición a Opastur -fundamentada en derecho, como acaba de reconocer el TSJA- como uno de los argumentos (por cierto, moción que únicamente contó con los votos del PP, que, en el mismo Pleno, se abstuvo de votar la retirada a Franco, el dictador, de su título de alcalde perpetuo). Esto es un pelín sonrojante.

Afortunadamente, para muchos, la mayor parte del sector pesquero asturiano -el de verdad, el de siempre, el de los que ante las duras aprietan puños y dientes y siguen ciñendo- sabe que es inútil recordar a todos aquellos que deberían, para su vergüenza, formar el cortejo en este entierro porque huelen casi tanto como el cadáver, como sabe que es el momento de poner en su sitio -como se está haciendo- a los que no han querido emplear su preponderancia pesquera en beneficio de todo el sector que la hizo posible con su esfuerzo, su trabajo y su dinero.

Desgraciadamente para esos muchos, yo no soy tan noble como la mayor parte del sector pesquero asturiano; ni callo tanto. Y algún día, más pronto que tarde, ampliaré estas breves notas de urgencia y redactaré todo un capítulo dedicado a Opastur, sus promotores, sus intereses y los esfuerzos de unos pocos para hundir la primera organización de productores de Asturias, la OPP 12, levantada con el esfuerzo de muchos y con unos estatutos, éstos sí, plenamente democráticos, que podía haber cambiado la historia pesquera de Asturias.

Será un capítulo más de una novela que reúne todos los ingredientes para llegar a ser un best seller: poder, dinero, sexo, corrupción, chantaje, amenazas, traiciones, buenos y malos, valientes y cobardes. Vamos, que si no fuese porque ya lo ha utilizado Roberto Saviano, podría titularla «Gomorra».

Aunque, pensándolo bien, conociendo las inclinaciones de alguno de los protagonistas, quizá sea más adecuado como título el de «Sodoma».

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