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La célula es la individuo...

28 de Marzo del 2011 - Marino Iglesias Pidal (Gijón)

Sí, la célula es al individuo lo que el individuo a la sociedad, la sociedad a la nación y la nación al planeta.

El verse sólo a sí mismo conduce a la especie hacia el abismo; es el principio del fin.

Aparece esa primera célula que no considera la existencia de las demás, sólo piensa en reproducirse para expansionarse y usurpar. Tan absolutamente necia que ni siquiera se da cuenta de que su ambición de adueñarse de todo significará su propia muerte al matar al individuo del que ella misma forma parte; es la, maldita sea, necedad del puto cáncer.

Ahí está el individuo preponderante, insaciable de poder y riqueza, mientras a tantos y tantos los ahoga la pobreza.

¿Qué tipo de sociedad pueden crear estos sujetos?

¿Qué naciones estas sociedades que crean y consienten Cucos y demás entes maléficos de índole semejante?

¿Y qué mundo estas naciones?

Me parece tan obvio que hasta me siento un tanto ridículo mencionándolo: ¿Cómo puede ser que este ser inteligente, de la creación máximo exponente, no se dé cuenta de que él está siendo a su especie lo que la célula maligna es al individuo?

Si de pronto todos tomáramos conciencia de algo tan sencillo de ver y pusiéramos todo nuestro empeño en ser consecuentes con lo que vemos, creo que nuestro fin primordial no podría ser otro que lograr la unidad del todo. ¡Al carajo las naciones! Una sola nación: La Tierra.

Centrales nucleares bailando claqué en un tablao apoyado en los bordes de diferentes placas tectónicas, ¡por favooor! Ni centrales nucleares ni gente. Mandar para allá un equipo de liquidadores con experiencia estos que no se hartan de liquidar las aspiraciones de aquellos sobre cuyas espaldas se cargan para disfrutar de sus privilegios mal habidos a envolver ese despropósito mortal en un manto de hormigón que no haya terremoto capaz de quebrarlo ni magma capaz de fundirlo; y toda esa gente, ¡para África! Un continente maravilloso asentado sobre una placa sin fisuras poblado por la miseria. Hacíamos dos dianas con un solo tiro. Paz y sosiego para que unos construyan en tejado que no se les venga encima, y formación y autoestima para que otros alejen de sí las tremendas penurias y hambrunas que los asolan.

Pero reduzcamos imaginación y espacio y regresemos a éste nuestro patio de vecinos, donde cada hogar es un mundo particular que tiene sus propias reglas, sus propios convenimientos con los proveedores y el administrador, su propia forma de ver el patio que les desune, que, por supuesto, choca con la de los demás, ¡y hasta su propio idioma!

O sea, en cristiano: Una auténtica casa de putas donde cada cual jode con sus clientes, porque es su obligación, y jode a las demás, porque es su devoción.

Pues resulta que lo último del tema nuclear, a punto de trajinar, en este putesco lugar, son los desechos radiactivos, que nos van a joder vivos.

Comenzaron diciendo que serían alojados en un contenedor supermegaseguro capaz de aguantar un seísmo de ¡hasta 6 grados! en la escala de Richter, ¡6 grados! Una mascletá un poco pasá y a tomar por el culo la sepultá.

Claro, ahora, después de lo acontecido en Japón, he visto a la señora Carmen, Presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, aumentar, creo que fue a 8, la gradación de la sepultura; a lo peor no se le ocurrió otra que regándola con alcohol. Y dice, además, Martínez Ten: no es creíble que en España se den las circunstancias que se dieron en Japón.

¡Anda! Que los japoneses sí se lo creían y por eso les pilló como les pilló, ¡no te jode! Es que vamos

En fin, que mientras pueda más la ambición que el cerebro y el corazón no tenemos solución.

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