De esto, de eso y de lo de más allá
Para Alianza de Civilizaciones la de Elvira Lindo, que escribe en El País: -A estas alturas dirigirse en términos discriminatorios a un ciudadano, sea cual sea su condición, es inadmisible. Elvira Lindo; con ese nombre tan guapo es natural que esa mujer escriba cosas tan bonitas. Pero ya que los progres dan por perdidos a judíos y a cristianos, deberían repetirles a los musulmanes las hermosas palabras de la Lindo, que aunque tengan la suerte de tener una religión menos nociva y como naturalmente de izquierdas, un poco de catequesis (que diría Miren) a nadie la viene mal. Al único ministro cristiano de Pakistán lo acaban de discriminar a balazos unos talibanes que, o mucho me equivoco, o eran musulmanes. Pero los progres están tan ocupados con Rouco que no pueden atender a estos detalles (además de que todavía no se han repuesto de lo que le pasó a la pobre Hipatia en el s.IV).
Cárcel modelo la de Alhaurín de la Torre donde dice la señora Gallizo, Directora general de Prisiones, que en estos momentos hay 65 celdas para una media de entre 35 y 40 internos (los medio-pensionistas duermen en el camping de la zona). Gallizo; con ese nombre tan erizado de espolones a ver quién es el guapo que le discute los datos, aparte de que por cargo y por temperamento es mujer de armas tomar. Pues amparándose en la inmunidad parlamentaria, se los discute el señor Hernando, diputado popular; Hernando sostiene desde su parapeto que las celdas de Alhaurín son 752 para 1.572 reclusos. ¿Están hablando de la misma cárcel? De la misma cárcel, sí; pero de distintos modelos. Acogiéndome a la presunción de inocencia, me quedo con la versión oficial y hasta sugeriría que se incluya la prisión de Alhaurín en la red de Hotelitos de Encanto para turismo rural. La discusión empezó cuando el señor Roca, imputado principal en la Operación Malaya, acumuló tantos indicios que ya no le cabían en una sola celda. Y entonces le pusieron dos, una de recibidor y alcoba, y la otra de archivo y biblioteca. Pensé en su momento que esa podía ser la solución idónea para los ilustres reclusos de Villabona. Dadas las presuntas circunstancias del caso, no faltarían empresas del sector que suministraran mobiliario y soporte gráfico e informático a precios muy arreglados.
-Si vas a esa guerra, destruirás un reino (Pitonisa de Delfos). Con lo que aquel rey se fue a la guerra muy animado y, efectivamente, destruyó un reino; el suyo. No habrá recuperación mientras no se deje de destruir empleo (Rodríguez Braga, pitoniso de UGT, que profetiza lo Justo, sin meterse en guerras). Los oráculos de Delfos salían por un ojo de la cara; las pitonisas no cantaban si no había oro cantante y sonante; para eso tenían dispuesto un pabellón muy coqueto, con capiteles corintios, donde los reyes iban dejando antes de entrar, el uno una corona, el otro su diadema, el siguiente el cetro, e incluso alguno una cuadriga de caballos. En las sociedades avanzadas (o democracias formalistas, como escribe un politólogo que tenemos aquí en Les Roces y no lo merecemos), la función oracular va en el forfait del Estado de bienestar. Desayunamos oráculos con el periódico y están en el plato de entrada del menú del día en todos los telediarios de la TPA. Los videntes sindicales forman una casta muy selecta, pues no todo el mundo alcanza el don de la clarividencia en los enigmas de futuro (de ser así no serían necesarios ni pitonisas ni pitonisos); por eso ejercen de por vida con unos sueldos muy aseados y acumulando trienios. Si la función crea el órgano, sus nietos nacerán liberados; como los hijos de los papas del renacimiento, que nacían cardenales.
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