¡Caray con las «bisagras»!
Recordatorio. ¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
Epicuro
Hace un ratillo nos disponíamos a atarnos los cordones de los zapatos para salir de casa, pero de eso nada de nada en esta ocasión, lo cual ya nos ha pasado otras veces, ¿recordáis? Sí, claro que lo recordáis: fue hace ya unas primaveras en que íbamos para el periódico y en una de las aceras vimos un rollito de papeles que apartamos con el pie izquierdo hacia el bordillo de la calle: «¡Oiga, oiga, acaba de caerle del bolsillo derecho estos papeles!», nos dijo una señora que nos adelantó a buen paso. Estos papeles, estos papeles: eran 8 billetes de 50 euros. Y uno, en principio, sin haber podido agacharse a recogerlos. ¡Caray con las bisagras de nuestra espalda y las caderas!
Amables lectores, un apretón de manos, aunque hoy este escribidor esté medio inválido no pudiendo ni atarnos los cordones de los zapatos. ¿Ah, que si no tenemos calzado sin cordones? Vosotras/os, ¿qué creéis?
Despedida y cierre. Antes, enhorabuena y besos para ti, Carmen, y para tu marido, Heradio. Tu intervención quirúrgica de cadera, Mari Carmen, fenomenal. ¡Menudos cirujanos y enfermería te han puesto nueva aquí en la sanidad pública de Asturias. Ahora, ya en casa, os recordamos que cuidadín con «ciertos movimientos...». Bueno, sabéis pe por pa cuáles son. Érase una vez.
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