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Estalla el caso Faisán

31 de Marzo del 2011 - J. Jesús J. Suárez González (GIJON)

Cuando los socialistas están buscando desesperadamente un sucesor para Zapatero, que obre el milagro en las Elecciones Generales de, no ya ganar, pero al menos no sufrir una debacle, y se habla del vicepresidente y ministro de Interior, Rubalcaba, como el mejor situado, estalla en los medios y en el Parlamento el Caso Faisán, que era el nombre del bar donde los emisarios del Gobierno socialista y los criminales de ETA se sentaban a negociar y donde un chivatazo que partió de la propia policía o del CNI los puso en fuga para que no pudieran ser detenidos.

Rubalcaba es un hombre bien visto por los que de verdad mandan, sobre todo del otro lado del Atlántico, casi tanto como Javier Solana, que es el verdadero tapado en lo que se está cociendo. Olvídese usted de la ministra de defensa Chacón y de otras alternativas para el despiste. Sea o no D. Alfredo el candidato socialista en las próximas Generales, seguirá desempeñando un papel muy relevante en el aparato del PSOE y en la política española, porque en este país, donde lo que se sabe no tiene nada que ver con lo que ocurre en las alcantarillas y tras las bambalinas, Rubalcaba es un individuo con mucha experiencia, un verdadero experto. Eso si la justicia no lo impide, claro.

Al Gobierno socialista no le crecen los brotes verdes pero sí toda clase de problemas que han estado larvados o metidos debajo de las alfombras durante mucho tiempo pero que ya despiden un hedor que delata su existencia. El Caso Faisán es uno de ellos, pero no el único relacionado con ETA, donde las políticas que se han hecho sin escrúpulos puedan pasar dolorosas facturas.

Cuando la Justicia empieza a desmenuzar la trama y las declaraciones de policías honrados destapan el tinglado, la propia organización terrorista, que quiere presionar al Gobierno para la legalización de su brazo político y poder estar en las elecciones municipales del 22 de mayo, interviene desvelando las negociaciones que el Ejecutivo socialista siguió manteniendo con ETA incluso después del atentado en la Terminal Cuatro del aeropuerto de Barajas que, como todos recordamos, produjo cuantiosos daños materiales y, lo que es mucho peor, dos muertos. Tanto el Gobierno de Zapatero como los medios que le son afines se desgañitan acusando al PP de dar crédito a las declaraciones de la banda terrorista, una argumentación impecable sino fuera porque, entre otros ejemplos, todos recordamos como el PSOE y esos mismos medios tomaron como verdad absoluta las declaraciones de Otegi cuando, tras los atentados del 11M, negó la participación de ETA en ellos.

Siempre es bueno echar mano de nuestra memoria y, como diría Marx, hacer un análisis de la Historia para entender lo que nos sucede. No hace falta ir muy atrás en el tiempo para encontrarnos con otro Gobierno socialista, el de Felipe González, donde Rubalcaba también era ministro, en este caso de la Presidencia y relaciones con las Cortes. Por aquellos días Julio Anguita era entrevistado en TVE y ante la pregunta de quién era, según él, el señor X, es decir, el jefe de los GAL, el Coordinador General de IU respondía sin ambages que el presidente del Gobierno. A D. Julio se le llamó de todo, entre lo mas suave se dijo que estaba en otra galaxia. Mientras, Alfredo Pérez Rubalcaba mentía cuatro veces en el Parlamento al declarar que el Gobierno no tenía nada que ver con la trama del terrorismo de Estado. Como usted sabe, la Justicia hizo sus deberes y toda la cúpula del ministerio de Interior de aquel Gobierno fue a parar con sus huesos a la cárcel, eso sí, cobardemente, Felipe González de fue de rositas.

Dejemos trabajar a los jueces, porque lo cabal será que también en este caso sea la Justicia la que dictamine.

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