Un poco de humanidad, por favor
Comienzo a escribir esta carta y estoy segura de que no va a estar bien redactada, pero también estoy segura de que la mayoría de la gente que la lea se identificará con muchas cosas de las que hablo.
Llevamos en mi familia el dolor de tener una persona muy querida en una fase terminal de una enfermedad muy larga, con muchas idas y venidas de casa al Hospital Álvarez-Buylla de Mieres. Cuando se está pasando por una situación de tanto dolor, con muchas preocupaciones y noches sin dormir, se espera encontrar un poco de apoyo en la gente con la que hay que pasar días y noches. Sin embargo, desafortunadamente, no suele ser así; al menos, en mi caso no lo ha sido. En cambio, me he encontrado con interrogatorios, como si en lugar de ser la víctima fuese el verdugo, recibiendo malas contestaciones que me dejaron sin habla, y me hicieron pensar que estaba haciendo algo mal, cuando en realidad eran estas personas las que no se estaban portando bien. No puedo dar nombres porque la mayoría los desconozco, pero me acordaré de sus caras durante mucho tiempo.
Quiero añadir que si por desgracia me vuelvo a ver en una situación similar no deseo que pase por mi casa el equipo de cuidados paliativos de Mieres, ya que desarrollando un trabajo tan delicado como el suyo deberían ser un poco más humanos y no hacer pasar a las familias tan malos tragos; saber comprender a los que pasamos por estas situaciones para mí es primordial, pero creo que ni lo intentan. Siempre pensé que la palabra paliativo significaba suavizar o atenuar el dolor, pero con lo que nos hemos encontrado mi familia y yo ha sido una gran frialdad y ningún aliento por parte de estos profesionales.
Por suerte, no puedo hablar así de todos ellos: hubo gente que sí me dio mucho ánimo y apoyo, entre ellos, las trabajadoras sociales, las cuales me dedicaron mucho tiempo, escuchando mis problemas e intentando ayudarme. A todos ellos, gracias, porque aunque no entiendo nada de medicina llevo mucho rodando por hospitales y creo que, en muchas ocasiones, vale más un gesto o una palabra amable que el mejor medicamento del mundo. Cuando te ves metida en un pozo y no ves la salida esta atención te hace sentir mucho mejor.
Gracias a toda esa gente que se ha portado bien con nosotros, y a los que no, si es posible, pedirles que piensen antes de dirigirse a las familias de un enfermo terminal, que se den cuenta de que ya lo estamos pasando bastante mal como para además tener que luchar por un derecho que creo que nos corresponde a todos: el de ser tratados de forma humana y civilizada.
Es importante ser y tener buenos profesionales, pero más importante aún es tener humanidad.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo