Basura y reciclaje
Acabo de leer en este diario la carta que ha dirigido doña Dulce María Prieto sobre el tema citado, publicada en el ejemplar del día 28 de marzo. Considero un completo acierto cuanto manifiesta esta señora que, sin duda, se trata de una persona responsable y sincera, y quiero no sólo solidarizarme con cuanto manifiesta, sino que me permito, también, añadir otros puntos de vista sobre el tema.
En primer lugar, es indudable que esta labor tiene mucha complejidad. Entiendo que lo primero que habría que evitar es que las empresas encargadas del reparto de los cubos no los distribuyan a horas tempranas de la tarde (algunas comienzan hacia las seis). Y, en lo posible, de paso pedirles que atenúen los ruidos al retirarlos vacíos de madrugada.
Luego, debemos señalar que, por lo general, la actividad necesita alguna reforma para adecuarla, pero también será preciso dejar constancia que en el vecindario, en ciertos casos, existe el «antisistema». Otros, los «indiferentes», que «pasan de todo» y no muestran interés alguno en reciclar, pero no interfieren con mala intención, simplemente, no les preocupa colaborar. Suelen ser –unos y otros– los mismos que no acuden a las reuniones de las juntas de comunidad, pero que si aparecen alguna vez apenas participan y cuando lo hacen nada les resulta interesante o positivo: son los discrepantes clásicos.
Probablemente, los mismos que en el momento de su turno para hacerse cargo de los cometidos de la presidencia y/o secretaría se muestran contrariados, y las actuaciones en su mandato suelen ser poco o nada eficaces.
Claro está, doña Dulce María, que los locales de negocios no tienen ningún derecho a usar los cubos de la comunidad de propietarios, excepto si, formando parte de ella, colaboran reglamentariamente con el pago de la consiguiente cuota, lo que no es habitual que ocurra.
Finalmente, señora, no le recomiendo (como dice) que se ponga de vigilante de los cubos, ni que se pelee con los vecinos que no actúan correctamente. Es un problema de educación y de convivencia, ¿no cree?, tales desvelos de usted no serían valorados como se merecen.
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