Los próximos diez mandamientos
1.º No toserás ni estornudarás en espacios públicos cerrados –ascensores, transportes públicos o cabinas telefónicas (¿aún existen)– sin adoptar las medidas preventivas sanitarias.
2.º Cuidarás de no salpicar a tu prójimo –próximo– en el acto de escanciar sidra. De igual modo, cuidarás de no hacer ruidos molestos o innecesarios con la cucharilla en la taza de café, o sorber ruidosamente el mismo, aunque esté hirviendo.
3.º No abandonarás o arrojarás libros o copias musicales en contenedores sin pago previo a la Sociedad General de Autores.
4.º No solicitarás y, menos aún, ofrecerás fuego para encender un cigarrillo a quien te lo solicitara. Serás cómplice –por colaborador necesario– a la mortalidad y salud públicas.
5.º No portarás gafas de sol en días nublados y, por idéntico motivo, elementos que dificulten la identidad con ocultación del rostro –aun en Carnavales–, por ser propio de personas que algo esconden o son hipócritas.
6.º No conducirás vehículos sin motor en parques o vías públicas sin avisadores acústicos, luces de cruce –ni a velocidades superiores a los 100 Km/hora– que incluye a los utilizados por minusválidos.
7.º Te afeitarás y asearás cada día, y llevarás el cabello decorosamente cortado y peinado, en especial en las fiestas de guardar.
8.º No sintonizarás –aun a bajo volumen– ciertos programas de TV, sin el correspondiente permiso de la comunidad de vecinos. Ellos no tienen culpa de tu degradación mental.
9.º No emitirás ruidos molestos, ni emisiones gaseosas, en aseos públicos, sin asegurarte previamente de estar vacíos de usuarios en ese momento.
10.º No interpelarás groseramente al paso de administradores públicos por éstas o futuras normas, que sólo pretenden tu bienestar y seguridad.
Cuando el guía Moisés –por cierto, ¿cuál sería su apellido?– bajó del Sinaí se encontró a una masa revolucionaria en torno a un becerro de oro. Si lo hiciera hoy, seguro que se toparía con un rebaño sumiso, temeroso y adocenado, que no bala ni cuando presiente cerca al lobo. Es el silencio de los corderos.
Ramón Esteban González
Luarca
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

