¡Piérdase!
Un individuo de escasa formación, que ha trepado jugando en las distancias cortas de los pasillos, un personaje que ha fracasado como gestor en cualquier cuestión técnica que ha tocado, desde la economía a las relaciones internacionales, un oportunista frívolo que ha llevado el juego político a la compraventa y el chalaneo más descarnado en sede parlamentaria, un iluminado que ha convertido sus ensoñaciones en programa de gobierno, un sectario que ha reavivado en la sociedad las peores divisiones de su historia reciente, un resentido que ha querido inventarse un futuro alucinado reescribiendo un pasado de pesadilla, un radical que ha legislado para minorías y extremismos. Y todavía hay gentes que le lloran y añoran considerando que el probín ye joven para dirse. Entiendo que en su casa lo quieran como merece, pero de puertas afuera cada paisanaje tiene realmente los dirigentes que se merece. Por mí, que se pierda entre las costuras de la historia, con minúsculas.
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