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Predicadores, bufones y adivinos

13 de Abril del 2011 - José Manuel Menéndez Fernández (Salas)

Las actividades de predicador, bufón o adivino son paralelas a las primeras organizaciones humanas, lo que nos indica que lo de vivir del cuento, sin dar palo al agua, es algo que viene de lejos. En la actualidad, más de uno achaca que es en el mundo de la política donde pervive la mayor parte de estos profesionales. Sin faltar del todo a la verdad, no es menos cierto que por fortuna una parte muy importante de los políticos son gente con convicciones, honestidad y capacidad de trabajo, siendo muchas veces los desafortunados hechos puntuales de algunos los que empañan el buen hacer de todos. Un exponente muy ilustrativo de todo esto es el caso del señor Cascos, que cansado de tragarse el sapo del PP asturiano decidió dar el salto de la rana, con metamorfosis incluida, abandonando el papel de guardián (que durante tanto tiempo ostentó) de las esencias del movimiento nacional dentro del PP, a volverse liberal-progresista con tintes de nacionalismo regional.

Pero es en su entorno donde de verdad surge con inusitado vigor una auténtica pléyade de los profesionales anteriormente aludidos: transgénicos, mutados, conversos, reconvertidos, no importa lo que haya que hacer con tal de llegar a la cohorte, cohorte que ante tal eclosión se quedó pequeña, lo que obligó a tener que relegar a parte del personal a las caballerizas donde, incómodos también por el exceso de congéneres, decidieron dar el portazo e irse por donde vinieron, eso sí, con su mutación a cuestas y con la convicción de que dios, si lo hay, es sólo uno y, de estar, está en el cielo.

José Manuel Menéndez Fernández, alcalde de Salas, Salas

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