La envidia, fábula
Hace algún tiempo un amigo ovetense, lejos de nuestra tierra desde hace años, me facilitó la fábula de la luciérnaga y la serpiente, a la que me voy a referir. Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir una luciérnaga y ésa huía rápido de la feroz predadora, y la serpiente no desistía. Huyó un día y otro, y la seguía, y al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
«¿Puedo hacerte tres preguntas?» «No acostumbro dar este precedente a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar», Contestó la serpiente.
La luciérnaga le espetó: «¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?» «No», contestó la serpiente. «¿Yo te hice algún mal?» No, volvió a responder la serpiente. «Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? «¡Porque no soporto verte brillar!»
Moraleja: muchas personas se han visto envueltas en situaciones en las que se preguntan: ¿por qué me pasa, si no he hecho nada malo, ni daño, a nadie? Sencillo es de responder: ¡Porque no soportan verte brillar!
Cuando esto ocurra, no dejes de brillar, continúa siento tú mismo, continúa y sigue dando lo mejor de ti, sigue haciéndolo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte.... Porque tu luz seguirá intacta. Tu esencia permanecerá. Pase lo que pase, sé siempre auténtico, aunque tu luz moleste a los predadores.
José Antonio Coppen Fernández
Lugones
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