Príncipes en el paro
Bueno, si no es precisamente paro, lo cierto es que el príncipe Carlos de Inglaterra y el Príncipe Felipe de España, mayorcitos ya, sobre todo el inglés, están chupando corona hereditaria a base de bien. Los titulares reinantes, agarrados a la corona como lapas, no acaban de darles el relevo que tanto ansían sus altezas. El príncipe Carlos con su Parker –mira que hay que ser memo y lila al cambiar a lady Di por la Camilla– han estado aquí no sé si para consolarse mutuamente o bien hacer planes hereditarios, vaya uno a saber. Carlos y Felipe o Felipe y Carlos, con sus respectivas consortes –por cuyas venas no corre la real sangre azul esa, y su pedigrí viene del pueblo– además de lamentarse de su «regio paro» se han pegado unos buenos y costosos garbeos por este escuchimizado país al que la crisis está dejando para el arrastre. En la Zarzuela nadie se aprieta el cinturón. ¿Qué te parece, Ramón?
Dicen que el Príncipe de Asturias, a lo bajini, algo le dijo a su colega inglés sobre el contencioso de Gibraltar, y ahí quedó la cosa. No. La Corona tiene que tomar en serio esta cuestión y exigir a la inglesa la devolución del Peñón, y si no romper toda relación con la monarquía inglesa, y bien distanciarse de ella, y no andar de cuchipandas, fiestas y agasajos como está ocurriendo ahora. El Gobierno de Zapatero, por su parte, no sólo está permitiendo allí toda clase de atropellos y abusos en nuestras aguas, por parte de los piratas de la Roca, sino que hasta se permitió enviar al entonces titular de Asuntos Exteriores, Moratinos –¿cabe mayor destino?–, en visita oficial al Peñón. Y allí vimos al cuitado ministro pegar efusivos abrazos al tipejo ese de Caruana, que es un mono más en ese trozo de España. Demostrado está que, tanto en política interior como exterior, ZP no lo ha podido hacer peor, sí señor. Por ello, su partido, al que tanto ha perjudicado, se alegrará ahora de que deje la Moncloa –¡ya era hora!– y se vaya a su León. Porrón, pom, pom. Y abajo el telón.
Sí, mientras no se nos devuelva el Peñón, con la corona inglesa no debiera relacionarse ningún Borbón. Así de claro, y con sobrada razón. Y permítanseme los pareados, con desenfado y en plan coñón.
Ricardo Luis Arias
Aller
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