Sobre el azulejo, mi oración
Les confieso que es larga, sentimental y emotiva la historia de un semidestrozado azulejo donde se conserva parte de la imagen de la Virgen de Covadonga, que las hermanas Kike y Charo Gómez Haces me regalaron hace tiempo.
Existen momentos, en el caminar de la vida, donde el recuerdo se hace sentimiento y llama a nuestra puerta, como es en este día, al cumplirse el aniversario de Kike, mujer de grandes inquietudes.
Nos dejó, tras su marcha, el ejemplo de su fuerza, coraje, lucha, constancia y otras muchas cualidades que, unidas a su inteligencia, hacían que sus proyectos fuesen un aportar intenso en defensa de una causa: la integridad de la mujer en la sociedad actual.
De esto hemos hablado muchas veces. Su gran deseo, que consiguió, era buscar la realidad de la presencia femenina en la empresa creando para ello la asociación ASEM, que viene constituyendo un éxito.
Conocí a Kike, en unión de su hermana, presentadas por mi cuñada Pilar, en uno de los muchos actos organizados. Tras saludos y cruzados piropos, cristalizamos en una sincera amistad y afecto compartido.
En uno de nuestros encuentros sale en la charla la historia del azulejo. Nos vamos a la década de los ochenta: lugar, Oviedo, calle Cervantes, donde está su casa; enfrente estaban las destilerías de mi familia, donde se realizaban obras. Sobre su fachada, vestida de azulejos, descansaban la Virgen toledana de la Piedad y la asturiana de Covadonga.
Desprendida entre los escombros apareció un trozo con la cara de nuestra patrona que fue recogido con mimo y guardado durante mas de un cuarto de siglo en su hogar.
Un buen día, Kike y Charo se presentaron en mi aldea de San Martín de Collera para visitarme, y en su equipaje me traían un sentimental regalo que acepté con cariño: el citado azulejo. «Entendemos», me dijeron, «que aunque nos duela su separación, tu casa debe ser el mejor destino».
Unieron a él unas emotivas palabras, con rigor de cumplimiento, y desde hace muchos años preside mi despacho como uno de los más hermosos detalles que he recibido en mi vida, mi gratitud:
El tiempo, que casi siempre es una constante de vivencias alegres y tristes, nos llena en ocasiones de cierta nostalgia al igual que hace un año el impacto de la noticia me llenó de un profundo silencio y meditación ante la crudeza de la inesperada enfermedad.
El día 27, tu familia, amistades y tus compañeros de Asociación te ofrecerán una misa y la presentación de un libro titulado «La fuerza de nosotras» que edita tu amiga Carmen y nos hablará de tu gran personalidad.
Hoy, sobre el azulejo, que miro y contemplo desde mi mesa de trabajo, mi pensamiento se hace para ti oración y recuerdo.
Emilio Serrano Quesada
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