Sobre el programa de gestión clínica «Selene»

Colectivo de facultativos del Hospital Carmen y Severo Ochoa.

En relación con las informaciones aparecidas en la prensa en los días pasados referentes al nuevo programa informático de gestión clínica y los problemas generados con su uso, los facultativos del Hospital Carmen y Severo Ochoa rechazan categóricamente tales informaciones y las consideran filtraciones inexactas e interesadas y desean realizar una serie de puntualizaciones en aras a definir con exactitud los problemas aparecidos:

Los facultativos estamos a favor de cualquier proceso de mejora e innovación en nuestro entorno de trabajo y creemos que la historia digital es una realidad necesaria. Por eso desde su inicio la hemos apoyado y nos hemos implicado en su implantación, como así ha sido reconocido expresamente por los gestores sanitarios.

Si bien es cierto que la puesta en marcha de un programa tan complejo nos generó problemas en el manejo inicial, tras tres meses de uso continuado todos coincidimos en estar suficientemente familiarizados con el mismo y tener la pericia necesaria para su uso correcto. Precisamente, con su uso hemos detectado los errores que genera el programa y su aplicación, no atribuibles a errores humanos del personal sanitario (como se ha insinuado en las informaciones aparecidas), problemas reconocidos por los gestores sanitarios responsables y por los propios técnicos de la aplicación informática.

Es cierto que el sistema produce una disminución en la cantidad de pacientes que podemos ver en consulta. Ello es debido a la complejidad del mismo, pues prácticamente todas las actividades bajo su entorno consumen más tiempo para su realización. Por otra parte, existen tareas que con anterioridad eran realizadas por personal administrativo o de enfermería y que ahora sólo pueden realizar los facultativos. Ello genera menor tiempo disponible para atender a los pacientes. A esto debemos sumar la inestabilidad del programa y su red, puesto que el soporte informático desaparece con frecuencia (a veces horas), impidiendo su uso.

El problema esencial y que ha causado la alarma entre el personal sanitario ha sido la detección de problemas graves en el funcionamiento del programa, en repetidas ocasiones, que han comprometido la salud de alguno de los pacientes hospitalizados (medicaciones que el sistema asignaba a otros pacientes, peticiones de pruebas que migraban a otros usuarios, pérdida de informes, etcétera). Estos problemas fueron señalados a la dirección y a los responsables de incidencias del sistema y, a pesar de diversas y sucesivas modificaciones del programa y del sistema que lo soporta, han seguido produciéndose, con el evidente riesgo de los usuarios y la inseguridad generada en los profesionales.

Puestos en comunicación con otros facultativos de otros centros, nos han confirmado que muchos de los problemas detectados en nuestro entorno se han producido y siguen produciéndose en sus hospitales. Tal es así que algunas de las funciones del programa no se aplican en todos los centros hospitalarios por los problemas que genera aún tras años de uso.

Dada la gravedad de los hechos, los facultativos y el personal sanitario del centro hemos denunciado en los órganos competentes los problemas detectados (gerencia, junta de personal, comisión mixta hospitalaria, Consejo de Salud del área sanitaria, Consejería de Salud y Sespa), hechos reconocidos por los responsables de la administración, como consta en las actas de dichas reuniones. A pesar de los esfuerzos de la dirección de este centro y la movilización de técnicos de la empresa responsable del programa y de la propia Consejería, los problemas han persistido (a pesar de las aseveraciones de los responsables y de la dirección del centro que aseguraban que estaban solventados), pues se detectan incidencias a diario.

No es cierto que el programa genere rechazo entre el personal sanitario porque suponga un cambio de herramienta de trabajo, ni por el incremento de las listas de espera (que nos preocupan) y de la frecuentación del servicio de urgencias por las demoras en las citaciones en consultas, ni tampoco porque implican un mayor control (¿?); el rechazo es atribuible a la falta de seguridad en su uso para los pacientes, hecho constatable día a día a pesar de las continuas modificaciones o reparaciones realizadas, y ello tras tres meses desde su implantación. Por ello, nos vemos en la obligación de denunciar públicamente estos hechos y eludimos cualquier responsabilidad con respecto a la salud de los pacientes achacable a un defecto del programa informático.

Marcos Carreño Villarreal (11414018S), Luis Blanco Pujades (11368914Z) y 51 facultativos más del Hospital Carmen y Severo Ochoa, Cangas del Narcea