Infiesto, adiós a un socialista ejemplar
Luis, compañero, amigo, te fuiste de esta vida en silencio, con humildad, como todas las cosas que tú hacías. Poco antes de partir demostraste una vez más tu enorme personalidad de hombre sencillo y bueno: «No lloréis por mí, fius, esto son cosas que pasan en la vida», fueron tus últimas palabras de despedida ante tus seres queridos. Luis, compañero, amigo; tu partida hacia el más allá nos ha dejado un poco huérfanos a todos. Tus vecinos de Anayo, de Robledo, de Pintueles, de Miyares y de tantos y tantos pueblos del concejo y de la villa de Infiesto tardarán muchos años en poder olvidar tu labor ejemplar como concejal de ese Ayuntamiento. Luis, compañero, amigo; cuando hace unos días te visitaba en el Hospital de Arriondas, cuando ya veías que las fuerzas te fallaban, me confesaste tu preocupación de no poder asistir a tomar posesión, una vez más, de tu cargo de concejal. Me comentabas «lo difíciles que están las cosas esta vez»; desde tu lecho ya de muerte sentías pena de no poder seguir sirviendo a tus convecinos como lo habías hecho durante estos últimos 20 años. Luis, amigo, compañero, tu paso por la política, de la mano del PSOE, ha dejado el listón muy alto para aquellos que hoy sólo ven en esta actividad una forma de enriquecerse y de gozar de privilegios. Luis, compañero, amigo, tú eras un socialista de pura cepa, de ideas claras, de aquellos que siempre piensan primero en el bien de los demás antes que en el suyo propio. Por eso ayer, en tu despedida, hubo lágrimas y hubo mucha tristeza. Luis, amigo, compañero, los que tuvimos la suerte de conocerte y de ser tus amigos, al margen de tu facete política, nunca olvidaremos que has sido un esposo, un padre y un abuelo ejemplar. Para ti, la familia era tu pasión y tu vida. Por eso me han pedido, en tu nombre, dar las gracias a todos cuantos, durante tu enfermedad, y en la despedida, han estado junto a ellos.
Luis, compañero, amigo, hasta siempre. Descansa en Paz.
Manuel Díaz Menéndez, Forcinas (Pravia)
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