Un poco de humanidad
Con fecha 18 de abril de 2011 y sobre las 15.30 horas regreso con mi madre, doña Enriqueta García Díaz, de una consulta en Oviedo, en el Hospital Central. Ella es una mujer de 86 años que está en silla de ruedas y lleva más de un año sin salir de casa.
Nos ponemos en contacto con la Policía Local de Moreda de Aller para que nos ayuden a subirla a un segundo piso, que es en el que vivimos. Pero cuando se encuentran en el portal ya los policías, mi madre empieza a encontrarse muy mal y decidimos llamar al 112 para que nos mandara alguna persona que nos ayudara a subir a mi madre hasta casa.
Desde allí me ponen en contacto con diferentes personas del servicio del SAMU que me van pasando de unos a otros, con la última persona que hablo me dice que «si lo que quiero es ingresarla o qué».
No, no quería ingresarla, quería que hubiese pasado alguien por allí para ayudarnos y, sobre todo, un poco más de humanidad en un momento de mucha tensión para todos los que estábamos allí.
No quiero denunciar, sólo quiero exponer mi malestar y disgusto.
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