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La manipulación genética esta contra la creación

2 de Mayo del 2011 - Teresa Antequera Cerveron (Alfafar (Valencia))

¿No se podría afirmar que cuando manipulamos algo es como si le quitáramos en su mayor parte la libertad de ser, vivir y desarrollarse como corresponde a su naturaleza, es decir, como Dios lo dispuso en la creación?

El ser humano no debe acumular riquezas desmedidas y una prueba más de ello es que si echamos una mirada a nuestro mundo, son precisamente los ricos, los que están a favor de la manipulación genética, justamente aquellos que están prácticamente sólo a favor de sí mismos y no a favor de los pobres. Ciertamente en este mundo hay tanta hambre porque sólo unos pocos son los poseedores de mucha riqueza, ya que la Tierra regala alimento para el doble de la población actual.

Por si fuera poco en estos días se ha podido escuchar una vez más, como El Vaticano apoya la manipulación genética, de hecho la ha bendecido con el argumento de que puede favorecer a los pobres y frenar el hambre en el mundo. Pero nada mas lejos de la verdad, pues lo cierto es que justamente los más pobres son los más afectados por este nuevo sistema de cultivos. En este punto habría que recordar a la Iglesia católica las palabras contenidas en la Biblia, donde se narra cuando Dios hubo terminado su Creación, allí se dice: Y El la vio y vio que todo estaba muy bien. ¿Por qué entonces el ansia humana de perfeccionar lo que de por sí es ya perfecto?

Al planeta Tierra explotado y saqueado le hemos quitado su libertad, pues además de que privamos a la naturaleza de su crecimiento normal, también explotamos sus entrañas quitándole lo que no nos pertenece, es decir las riquezas y tesoros que luego acumulan unos pocos que se hacen poderosos y que se colocan por encima de otras personas. Si por el contrario compartiéramos nuestra riqueza se desarrollaría la igualdad, un concepto aún abstracto y que nos adeuda moralmente con el tercer mundo.

Cuando damos, también recibimos. Entonces recibimos también la capacidad para arreglar la Tierra, darle vida nueva y fresca, para que la Gran Madre, nuestra sustentadora pueda servir a todos los seres humanos

Posiblemente todo lo que acumulemos de más como extra, algún día lo tengamos que pagar con creces, devolviendo también a todas las personas lo que de alguna forma le quitamos. Y esto puede suceder si no en esta vida, en la siguiente. De hecho ya Jesús de Nazaret nos aviso al respecto en Su Sermón de la Montaña cuando dijo: No vaciles en hacer las paces con tu prójimo, en tanto vayas con él aún de camino, no sea que te entregue al juez y éste al alguacil y seas llevado a la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo. (Mat 5,25). Esto también puede significar el tener que hacer las paces con la Madre Tierra en tanto vivamos aquí, antes de que las consecuencias de nuestros actos nos alcancen. De hecho en el Evangelio de San Pablo se puede leer: Lo que el hombre siembre, eso cosechará. Por lo tanto si alguien manipula semillas, las ofrece a otros sin conocer como puede afectar a su salud y se enriquece con ello, algún día podría ser él mismo manipulado.

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