Democracia para los que no la conocen
Una característica de las actuales rebeliones es que «la población ha roto el principio de la sumisión en la sociedad árabe musulmana», donde «la obediencia es todo».
«Esta gente joven ha dicho no a la obediencia y se ha dado cuenta de que tiene más poder que sus propios gobiernos. Esto es lo que ha sucedido en Egipto, Túnez y Libia».
No obstante, esas rebeliones difieren en el grado de «opresión o fuerza del poder, como es el caso de Libia, que ha desembocado en una guerra civil, lo más positivo de la actual rebelión árabe es que la gente «sólo quiere unos derechos y libertades que tiene Occidente, y eso es la vacuna del extremismo islámico».
Con respecto a Israel, la mayor preocupación es que los gobiernos resultantes de estas revoluciones «mantengan los acuerdos bilaterales de paz con el Estado judío», como es el caso de Egipto (1979) y Jordania (1994), «pues son cruciales y habría que ampliarlos a otros estados de Oriente Medio».
«La democracia siempre será buena. Es positivo que la religión pueda pasar a ser parte de la sociedad, en vez de que la controle la parte más miserable e inmovilista de estos regímenes del terror. Hay que estar con la parte laica de esta revolución; los organizadores de estas revueltas son jóvenes que nunca querrían vivir bajo una teocracia».
«Tenemos una oportunidad que no sólo Israel debe aprovechar si queremos detener el fundamentalismo».
En cuanto al problema palestino-israelí, los acontecimientos del próximo mes de septiembre en la ONU, donde los palestinos quieren llevar el reconocimiento de su Estado independiente. No deja de ser un problema que Israel tendrá necesariamente que gestionar con valentía y decisión.
«Si se aprueba unilateralmente, podría poner a Israel en un aprieto, por ello es muy importante que Israel presente un plan para que no se nos imponga una situación que no ha sido negociada».
A este respecto, quiero resaltar una iniciativa que ha presentado recientemente un grupo de personalidades al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Dicho plan es la respuesta al plan de paz saudí (2002), tiene como novedad la inclusión de una paz regional con otros vecinos, además de los palestinos, como Siria y el Líbano.
Otra novedad es que esta vez no sólo participa en él la izquierda israelí, sino que también «hay gente vinculada al Mosad y al Ejército de Israel».
Por todas estas razones los que apoyamos sin fisuras al Estado de Israel también estamos del lado de los que por una vez dejan sus atavismos de lado y luchan por dignificar unas vidas que están mancilladas por el extremismo del que solo ellos pueden desprenderse.
Juan Carlos Sevilla, portavoz de ASEI, Asociación Solidaridad España-Israel
La Felguera
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